jueves, 31 de octubre de 2013

Capítulo 35: La mansión Schoomaker

El imbécil de mi ex novio suelta a la rubia y se acerca a nosotros, sonriendo todavía. Dios, como desearía darle un bofetón en toda la cara ahora mismo. Me mira de arriba abajo antes de hablar:
-          Vaya, esto sí que es una sorpresa. Cuando los chicos me dijeron que tenían una sorpresa para mi cumpleaños, no me imaginaba esto.
-          Sorpresa – le respondo irónica.
Nos miramos desafiantes. La tensión puede cortarse con un cuchillo. Kevin habla antes de que nos matemos el uno al otro.
-          Y bien Chris, ¿no vas a presentarnos a tu amiga?
-          Chicos, ella es Becca Montgomery. Vive en la casa más próxima a la mansión. Nos vemos todos los veranos.
-          Y en las vacaciones, Chris – le recuerda ella con voz melosa.
Hago una mueca de fastidio, a lo que Nat se ríe. Becca nos mira a todas de arriba abajo y habla:
-          Chris, ¿no vas a presentarme a tus amigas? – le pregunta ella.
-          Nat Weston, Charlie Hilton, Penny Picard y Lena Williams. – dice señalándonos respectivamente.
-          ¿Williams? ¿Cómo Industrias Williams?
-          Exacto. – le respondo borde. Estoy harta de que la gente sólo se fije en mi apellido y no en cómo soy.
Becca ignora mi tono y sigue hablando.
-          ¿Y conoces a Christopher desde hace mucho tiempo?
-          Desde septiembre.
-          Yo lo conozco de toda la vida, nos conocemos desde que éramos niños. Jugábamos juntos en verano.
-          Qué bien – digo sin mucho interés. Estoy deseando salir de aquí.
Johnny acude a mi rescate y empieza a hacerle preguntas a Becca para que me deje en paz. Nosotras nos vamos de la piscina y caminamos hacia la zona de la playa. Cuando estamos lo suficientemente lejos, estallo.
-          ¿PERO OS PARECE NORMAL? ¡HACE UNA SEMANA QUE NO NOS VEMOS Y YA TIENE A OTRA!
-          Lena, tranquila, seguro que no tienen nada – dice Penny para intentar tranquilizarme.
-          Si no lo tienen, lo tendrán en cuanto Chris se despiste un poco. La muy zorra parecía una gata en celo – le responde Nat.
Charlie y yo asentimos a la vez.
-          Yo flipo. En serio. Es gilipollas. – sigo diciendo todavía sin creérmelo mucho.
-          Lena, los tíos piensan con el pito. ¿Qué esperas? – dice Charlie.
-          ¡Es que es subnormal! ¡Pero subnormal profundo! – grito.
-          Lena, relájate, sabemos que es imbécil, gilipollas y subnormal, pero si sigues repitiéndotelo lo único que vas a conseguir es amargarte más – empieza a decir Penny.
Vale, por muy enfadada que esté ahora mismo, debo reconocer que Penny tiene razón. No puedo amargarme con esto. Tengo que pensar con claridad qué es lo que voy a hacer.
-          ¿Y ahora qué se supone que hago? En serio, ¿qué hago? Porque no tengo ni idea de lo que va a pasar. Es evidente que Chris está con otra, y yo no sé qué coño hago aquí si lo nuestro se ha acabado.
Las chicas se quedan en silencio, ninguna sabe qué decir o qué hacer en este momento. Las cuatro nos sentamos en la arena en silencio, mirando el mar.
De repente, una voz nos sobresalta.
-          ¿Qué pasa aquí? ¿Acaso estáis en un funeral? – pregunta una chica morena a la que no conozco.
Pero es evidente que mis amigas sí. Las tres se levantan de la arena y la abrazan. Me levanto y me quedo en un segundo plano.
Cuando termina la efusividad del momento, Nat se tira de mí hacia ellas con una enorme sonrisa.
-          Lena, te presento a Monica Mallory, la prima de Chris.
Mona me sonríe amistosa. Es morena, aproximadamente de mi altura y tiene la piel pálida. Lo único que me confirma el parentesco entre Chris y ella son sus ojos azules, que también tiene Beth.
-          Sólo Mona. Monica suena demasiado pijo – dice ella con una sonrisa. Me río con su comentario, tiene pinta de ser maja.
-          Yo soy Lena Williams, encantada. – le contesto.
-          Tú eres la novia de mi primo – dice ella tras darse cuenta de quién soy.
-          Era.
-          No le hagas caso, se le pasará el berrinche. – elevo las cejas sorprendida – Si realmente le has dicho que no porque sois muy jóvenes, lo comprendo.
Tiene gracia. Mona me conoce desde hace menos de cinco minutos y ya me ha calado.
-          Eres buena en esto de calar a la gente.
-          Soy observadora, eso es todo. Si realmente no quisieras a mi primo, ya te habrías marchado de aquí al enterarte de donde estabas en realidad.
En eso debo darle la razón.
-          Tu hermanastro me ha dicho que eres buena persona. Y me fío del criterio de Johnny. Si realmente todo lo que ha pasado ha sido tal cual me lo ha contado Johnny, y con lo que le he conseguido sacar a Chris, creo que mi primo no te dio la oportunidad de hablar. Así que tenemos que conseguir que habléis.
-          ¿Has pensado en algo? – le pregunta Charlie.
-          Porque nosotras estamos sin ideas. – termina Penny.
Mona nos mira a todas sorprendida.
-          ¿A ninguna de las cuatro se le ha ocurrido lo de darle celos? – pregunta ella.
-          Eso ya lo intentamos este año. – le respondo.
-          ¿Y funcionó?
Las cuatro asentimos a la vez.
-          Pensad en esto como una versión 2.0. ¿A quién utilizasteis la primera vez?
-          A Christian Valley, el ex novio de Lena. – responde Penny.
-          Necesitamos a alguien mejor. Es evidente que no podemos utilizar a ninguno de sus amigos, porque todos están pillados. Tiene que ser otro. Alguien a quien odie realmente.  – empieza a decir ella.
-          Mona, créeme si te digo que Chris odiaba a Valley. – le respondo.
-          No, tiene que ser alguien a quien odie más que a Valley. Y se me ocurre el candidato ideal.
Las cuatro guardamos silencio, expectantes.
-          Necesitamos a Paul Schoomaker.
Los gritos de las cuatro no se hacen esperar.
-          ¡¿Paul?! ¡¿Te has vuelto loca?!
-          ¡Paul es un gilipollas integral! ¡Se dará cuenta enseguida de que es una trampa!
-          ¡No se va a dar cuenta! – grito por encima de todas para que me presten atención. Las cuatro se giran en mi dirección y me miran.
-          ¿A qué te refieres con lo de que no se va a dar cuenta, Lena? – pregunta Mona cuidadosamente.
Las miro y procedo a contarles el episodio de la graduación.
-          Conocí a Paul en la graduación. Empezó a coquetear conmigo, aunque no le seguí el juego, pero él insistió. Empezó a decir que Chris no era suficiente para mí, que debía aspirar a alguien mejor. No le dejé continuar con la conversación y me marché.
-          Es perfecto. Sencillamente perfecto – empieza a decir Nat.
-          Si realmente le gustas a Paul, esto va a funcionar. – dice Charlie.
-          ¿Y eso por qué? – pregunto.
-          Lena, sabes de sobra que Chris es muy competitivo. – dice Penny.
-          Ajá. – asiento, aunque no logro comprender del todo la situación.
-          Pero lo que no sabes es que la persona con la que peor se lleva Chris en este mundo es con Paul Schoomaker. Paul está celoso de Chris porque él heredará el imperio Schoomaker. Desde niños se han llevado mal. Chris era el nieto favorito de Trip Schoomaker, y Charles su hijo favorito.
Le indico un gesto a Mona que siga.
-          Peter Schoomaker siempre hizo lo que le dio la gana, fue un chaval problemático, nunca quiso formar parte de la empresa y se largó a un campamento hippie cuando tenía dieciocho años. Allí conoció a Carrie, se casaron y ella se quedó embarazada de Paul. Vivieron allí unos cuantos años hasta que se les acabó el dinero, y tuvieron que volver con los Schoomaker.
-          El retorno del hijo pródigo, o así lo titularon en las revistas de la época. – añade Nat.
-          Paul tenía nueve años cuando pasó todo esto, y se sintió fuera de lugar siempre. No se había criado en ese ambiente de clase alta, y Polly y Trip consideraban a Chris como su único nieto hasta la llegada de Paul. Aunque lo tratan con mucho cariño, es evidente que Chris es su favorito. – termina de explicar Mona.
-          Y es evidente que Paul le tiene una envidia tremenda. – concluye Charlie.
-          Paul quiere todo lo que tiene Chris. Y estás en su lista. Para nuestra suerte – dice Mona.
-          Entonces, ¿sugieres que empiece a coquetear con Paul para darle celos a Chris? – pregunto yo.
-          Exacto. – contesta Nat con una sonrisa malvada.
-          No lo aguantará. – añade Charlie.
-          Si no se acerca a ti entonces es que mi primo es subnormal. – concluye Mona.
-          Pues manos a la obra. La operación Schoomaker comienza. – anuncio yo para el deleite de todas.

***
Horas después, nos marchamos a nuestras habitaciones para arreglarnos para la cena. Cuando termino, entro en la habitación de Nat para hablar con ella. Durante todo el día he notado que está algo rara, pero no tengo ni idea del porqué.
Ella se está peinando frente al espejo, y cuando me ve sonríe. Me siento en la cama y empiezo a hablar con voz suave.
-          ¿Pasa algo, Lena?
-          Tengo que hablar contigo.
-          Cuéntame. Soy toda oídos.
-          Sé que me estás ocultando algo.
Nat para de repente y se gira para mirarme.
-          Lena, no pasa nada. No te estoy ocultando nada.
-          Natalie… Llevas todo el día con algo raro entre manos. Y no me digas que me estoy imaginando cosas. Sé que te pasa algo. Eres mi mejor amiga, noto cuando ocurre algo.
Nat suspira y se dirige hacia su mesilla. Abre el cajón y saca algo de allí. Lo guarda en la mano, y cuando se sienta enfrente de mí, me lo enseña. Es una cadena de plata fina, que no tendría nada de especial de no ser porque lleva un anillo colgando.
La miro sorprendida, y alterno la mirada del anillo a su cara.
-          Pensaba contártelo más adelante. No me parecía adecuado contártelo después de lo de la proposición.
-          Pero, pero… Es maravilloso. – le digo cuando la abrazo. – ¿Cuándo te has casado?
-          Hace casi tres semanas. Por eso volvimos juntos de Colorado. Fue la luna de miel.
-          ¿Y cómo te lo propuso?
-          Fuimos hasta el Gran Cañón. Jerry dijo que era la última vez que lo iba a ver en mucho tiempo, así que me convenció para ir hasta allí. Cuando estábamos allí, se arrodilló y me lo pidió.
Miro el anillo. Es precioso. Es un corazón con una corona encima, y dos manos que lo sujetan.
-          Es el anillo de Claddagh que le regaló Gerry MacKenzie a Rose cuando le pidió matrimonio.
-          Es precioso Nat, en serio.
-          Nos casamos en Las Vegas. Sé que suena a chiché, pero fue muy romántico. Sólo nosotros dos, y los testigos. Sólo pudimos llamar a Penny y Kev. El resto teníais vuestros propios problemas
-          Tenías que habérmelo contado.
-          Y lo iba a hacer. Pero más adelante. Ni siquiera lo saben mis padres.
-          ¿Tus padres no lo saben?
-          Es mejor que no lo sepan por ahora. No lo van a aceptar.
-          Sois demasiado jóvenes.
-          Lo sé.
-          Y va a ser duro estar separados.
-          Jerry ha decidido no estudiar en Chicago. Prefiere venir conmigo a Columbia para no separarnos.
-          Eso está bien, pero creo que os habéis precipitado. Aun sois muy jóvenes, y si realmente os queréis, deberíais haber esperado un poco más para dar este paso.
Nat se sienta a mi lado y suspira antes de hablar.
-          Sé que será difícil. Tenemos dieciocho años, aún estamos empezando nuestras vidas como adultos y tenemos toda la vida por delante. Pero créeme si te digo que no me arrepiento de haberme casado. Cuando encuentras a esa persona con la que quieres pasar el resto de tu vida, lo demás no importa en absoluto. Jerry es esa persona, estoy muy segura de ello, y quiero pasar el resto de mi vida con él. Cuando me quedé embarazada, Jerry me dijo que nos casaríamos en cuanto nos graduáramos. Sé que me quiere, pero en ese momento pensé que lo hacía por el bebé. Pero aborté, y Jerry me lo pidió de todas formas. Sé que las cosas deberían haber sido diferentes, pero me encanta el resultado de todo. Ahora mismo soy feliz, y eso es lo que importa.
La miro en silencio, dejándola continuar.
-          Y voy a darte un consejo. Si estás enamorada de Chris, házselo saber. Explícale que le has dicho que no por el tema de que sois muy jóvenes, pero dile que lo quieres. Si quieres pasar el resto de tu vida con él, díselo. Certezas como esa sólo se tienen una vez en la vida, no dejes pasar esta.
 La abrazo en silencio.
-          Gracias por tu consejo.
-          Para algo están las mejores amigas – me contesta devolviéndome el abrazo.

***
La hora de la cena llega enseguida. Después de una ducha, me cambio y me pongo mi vestido de verano favorito, uno blanco con flores y sandalias planas. Charlie pasa a recogerme a la habitación para guiarme por los pasillos de la mansión. Al terminar un gran pasillo, abrimos una puerta que da a una especie de comedor.
Las paredes del comedor estaban totalmente hechas de cristal, haciendo la forma de un cenador. Había una mesa de madera grande en el medio de la habitación como para doce personas, rodeada de sillas de madera. La habitación estaba decorada en estilo rústico, resultaba bastante acogedora y hacía contraste con la pared de cristal.
-          ¡Por fin aparecéis! – exclama Nat cuando Charlie y yo aparecemos por la puerta.
Somos las últimas en llegar. Nat está sentada en uno de los lados de la mesa junto con Jerry, Penny y Kev. Al lado de Kevin, está una de las cabeceras de la mesa, se sienta Paul Schoomaker. En la cabecera contraria está Chris, y a su lado se sienta Becca. Los únicos asientos que quedan libres son uno que está al lado de Becca y otro al lado de Paul, ya que Mona y Charlie ocupan los dos del medio. Pienso en lo que me han dicho las chicas por la mañana, y me decido a ejecutar el plan. Me siento al lado de Paul, que sonríe de satisfacción al verme.
-          Vaya, vaya. Esto sí que no lo esperaba. Lena Williams sentándose a mi lado en la cena.
-          Si la compañía es interesante… – le digo con suavidad. Paul vuelve a sonreír.
-          Supongo que las cosas han cambiado desde tu graduación, ¿me equivoco?
-          Digamos que antes de la graduación era yo la que estaba equivocada.
Paul baraja el significado de mis palabras, y vuelve a hablar.
-          Entonces ahora nos entendemos bien. Y dime Lena, ¿qué haces por aquí si ya no tienes nada con mi primo?
-          ¿Quién se niega a aceptar unas vacaciones gratis? Sobre todo siendo aquí.
-          Espero que estés disfrutando.
-          He llegado hoy, ni siquiera me ha dado tiempo a ver la mansión.
-          Si quieres, yo puedo enseñártela.
Paul me sonríe y yo desvío la mirada, sonriendo. Me fijo en que Chris ha dejado de coquetear con Becca y nos mira con cara de odio. Lo ha oído. Decido ignorarlo y le contesto a Paul:
-          Estaré encantada de verla contigo.
-          Me alegra oír eso.
Le sonrío de nuevo. Paul se acerca un poco más a mí y vuelve a hablarme:
-          Y dime Lena, ¿qué vas a hacer en septiembre?
-          Iré a Yale a estudiar arquitectura.
-          Interesante. Entonces podrás apreciar mejor los detalles de la casa.
-          ¿Y tú a qué te dedicas?
-          Estoy estudiando derecho en Brown. Harvard es demasiado pijo para mí.
Chris resopla. Esto se pone interesante.
-          ¿Y qué quieres hacer cuando te gradúes?
-          Supongo que trabajaré para la empresa, no lo sé todavía. También me gustaría tomarme un año sabático, viajar por el extranjero… No lo sé. Pero primero terminaré esto.
La cena continúa con tranquilidad, o al menos por mi zona de la mesa. Sigo hablando con Paul durante toda la cena, mientras que Chris permanece callado y retraído, aunque lo ignoro.
Después, Paul me lleva de visita por la mansión. La casa tiene forma de U, y la zona donde estamos nosotros es uno de los picos de la U, el ala de invitados. En la planta baja están el comedor principal, el antiguo salón de baile (ahora cerrado), las cocinas principales de la casa, un gran salón con vistas a todo el jardín, el comedor donde habíamos cenado (que Paul llamó el comedor de verano), pequeñas salitas de estar, un gimnasio, una sala de música y una sala de cine con quince butacas.
En el vestíbulo había una gran escalinata que comunica con la planta de arriba, donde están las habitaciones de la familia, la zona de los invitados y algunas salas. El salón de la planta baja daba a una terraza, y de esa terraza salían unas escaleras que comunicaban con el jardín, donde estaba la piscina.
Parte de las habitaciones de la casa están cerradas. Antiguamente, cuando en la mansión vivían los tatarabuelos de los Schoomaker, toda la mansión estaba habilitada. En el sótano se encontraba la cocina y el comedor de los sirvientes, y ellos vivían en la buhardilla. Actualmente, los sirvientes de la casa vivían en el pico de la U contrario al ala de invitados. El sótano se había clausurado, y en la buhardilla sólo se guardaban trastos, aunque las habitaciones de los antiguos sirvientes seguían allí, abandonadas.
Paul me había contado que todavía existían las escaleras de servicio que comunican la zona de servicio con la mansión, pero están escondidas, y no es fácil encontrar las puertas secretas.
La biblioteca es la habitación más impresionante de la casa. Los dos pisos de la mansión se unen ahí. La parte de abajo está decorada con sillones y sofás, además de alguna mesa con sillas alrededor. En la parte de arriba sólo hay una barandilla que rodea todas las estanterías, y que comunica con la parte de abajo con una escalera.
Después de todo el recorrido, Paul me deja en mi habitación.
-          Supongo que esto es todo por hoy.
Se acerca más a mí y hace ademán de besarme, pero le aparto la cara.
-          Todavía es muy pronto, Paul – le digo.
Se aparta y suspira.
-          No tardarás en pedirme que lo haga. Buenas noches, Helena. – dice marchándose.
Entro en la habitación y me tiro sobre la cama. Hoy ha sido un día muy largo.
De repente, oigo golpes en mi puerta. Extrañada, me levanto y abro la puerta. Lo que menos esperaba encontrarme en este momento es a un Chris furioso.
-          ¿Se puede saber qué coño hacías con mi primo? – pregunta entrando en la habitación y cerrando la puerta tras él.
-          No creo que te importe mucho lo que haga o no haga con tu primo. – le respondo con indiferencia mientras abro el armario para no verle.
-          Te equivocas, Williams. – dice él cerrando la puerta del armario y colocándose frente a mí.
-          No te tiene que importar. Es mi vida y hago lo que me da la gana. – le respondo cabreada.
-          Estás siendo infantil. – dice él moderando la voz.
-          ¡¿Infantil?! ¿Yo? Te recuerdo que te largaste y me dijiste que habíamos terminado, sin dejarme darte ninguna explicación. Llego aquí para arreglarlo todo y te encuentro tonteando con una Barbie unineuronal cuando sólo ha pasado una semana desde que me has pedido matrimonio. Dime, ¿quién es el infantil aquí? – le recrimino yo mientras él pone un gesto de sorpresa con mis palabras.
Chris se queda callado, pero me vuelve a mirar fijamente, sigue enfadado.
-          No quiero que estés con Paul.
-          Pues me da igual lo que quieras o no. Sinceramente, ya no es asunto tuyo.
Chris me vuelve a mirar dolido, se gira y sale de la habitación dando un portazo. Genial, lo que me faltaba.



No hay comentarios:

Publicar un comentario