viernes, 22 de julio de 2011

Capítulo 9: Discusiones agridulces

Unas dos semanas después del “momento beso”, estábamos todas en la habitación. Hacía dos semanas que estaba besándome cada momento libre del día con Mark White, y aguantando sus constantes bromas que no hacían gracia. Y estaba harta.

- Chicas, me acabo de dar cuenta de que lo de White no funciona – dije.

- Creo que nos hemos dado cuenta Lena. – respondió Nat.

- Blondie Fox y Chris están cada día más juntos. Y ella está más insoportable cada día. – dijo Penny.

- De todas maneras, la que se pega a Chris es ella. Si te fijas, él no la busca. – le secundó Nat.

- Si quería darme celos, desde luego lo ha conseguido. Estoy celosa. – respondí.

- ¡Bien Lena! Ese es un primer paso para admitir que te gusta. – dijo Charlie triunfante.

- ¡No me gusta! De todas maneras, tú tardaste en admitir que Johnny te gustaba.

- Ahora estamos juntos – respondió ella.

- Sois la parejita feliz – añadió Nat.

- Lo sé – dijo riéndose Charlie.

La verdad es que daba envidia verlos. Después de que Johnny me pidiera que averiguara si le gustaba a Charlie, no tardé mucho en sonsacarle a ella que él la volvía loca desde hacía 2 años.

En cierto modo, me alegraba que se hubieran juntado gracias a mi información. Y gracias a eso, Johnny y yo nos habíamos vuelto muy amigos.

Y ya casi sin darme cuenta, había pasado todo Octubre, con lo que se acercaba Halloween. Las chicas estaban histéricas con lo de los disfraces, cosa que demostraban cada vez que nos reuníamos con los chicos en su habitación.

- ¿Qué os parece lo de brujas?

- Natalie, me niego a disfrazarme de bruja. Es un cliché de Halloween. – repuse con seriedad.

- Además, cada año se elige un tema para la fiesta. – añadió Penny.

- Como si alguien hiciera caso al tema…

- Tu novia no creo que esté muy contenta con eso – dije intentando sonar casual.

Vale, la estrategia de los celos no había funcionado. Hacía cinco semanas y tres días que estaba “saliendo” con Mark White. Y salir con él no había resultado como yo esperaba. Pensaba que si salía con el idiota de White, Schoomaker se moriría de celos y haría algo para hacer que dejara a White. Y cuando lo consiguiera, vendría a mí. Pero con lo que yo no contaba era con que Schoomaker también era un buen estratega, y él solito había conseguido que mi plan perfecto saliera totalmente al revés.

Gracias a todo esto, no sólo había conseguido un novio estúpido que no paraba de hablar de fútbol americano, sino que la zorra unineuronal de Blondie Fox estaba saliendo con Christopher Schoomaker, el objeto de mi venganza. Aunque, sinceramente, no estaba tan segura de que ellos dos estuvieran saliendo. Blondie Fox no paraba de presumir frente a todo el internado de que era la novia de América (con perdón de Julia Roberts), pero Nat me había dicho que lo que ahora tenían Schoomaker y la rubia no era para nada una relación. Según mi mejor amiga, lo que tenían era sólo “sexo”.

Pese a toda la conversación con Nat, quería estar segura de lo que tenía Schoomaker con Blondie Fox para planear mi siguiente actuación.

- ¿Mi novia? ¿Desde cuándo tengo yo novia, Williams?

- Oh, lo olvidaba, el soltero más codiciado del internado no puede tener novia.

- Efectivamente, querida Yankee, esa es mi regla de oro. – añadió él con una sonrisita estúpida.

- Y en el Código está lo de no tener novia. – repuso Kev.

- Chicos, ¿os dais cuenta de que Johnny rompe el código al estar conmigo? – preguntó Charlie, que había dejado de enrollarse con su novio para participar en la conversación.

Y se produjo el silencio generalizado. Pero se interrumpió por el grito que dio Jerry.

- ¡¡¡¡¡¡No!!!!!! ¡¡¡¡¡¡Esto no puede ser!!!!!!

- Por favor Jerry, madura. Es sólo un código.

- ¡Y una mierda Natalie Anne Weston!

- ¡No me llames por mi nombre completo Gerald Joseph MacKenzie!

- ¡Y tú no me llames Gerald!

- Chicos, ¿podéis parar de discutir? – dijeron Kev y Penny a la vez, provocando la risa general.

- Desde luego, estáis hechos para estar juntos. – añadí, haciendo que ambos se sonrojaran.

Le lancé una mirada significativa a Nat, que me entendió a la primera. Ahora teníamos otra pareja a la que juntar, aunque mi asunto con Schoomaker tenía que solucionarse lo más rápido posible.

- Volviendo al tema del Código, no hay ninguna regla que impida tener novia. – dijo Johnny con calma.

- ¿Estás seguro John? – preguntó Jerry, que todavía estaba enfadado.

- Lo he leído dos veces, irlandés idiota, y lo he vuelto a consultar esta mañana por si acaso.

- De acuerdo Laker. Pero esta no será la última vez que nos enfrentemos.

Johnny puso los ojos en blanco y enseguida se concentró en su nueva tarea: Charlie. Así que mientras ellos seguían enrollándose, nosotros seguimos con nuestra conversación:

- Bien, antes de que Nat y Jerry empezaran a pelearse y Johhny y Charlie se dieran muestras de amor en público, ¿por dónde íbamos? – pregunté.

- Por lo de que no sabemos si Chris y Blondie Fox están saliendo.

- ¡Penny! Se llama Barbara – le recriminó Schoomaker.

- Chris, si la llamamos Barbara o Barbie, no vamos a enterarnos de quién es. – admitió Kev.

- Y no evites la cuestión principal: ¿estáis saliendo sí o no?

- Williams, ¿hay algo de interés personal en tu pregunta?

- ¿Perdona? Te recuerdo Schoomaker que yo tengo novio. Y desde antes de que tu te enrollaras con la zorra de tu novia.

Y en ese momento la puerta se abrió, dejando ver cómo Blondie Fox entraba en la habitación.

- ¡Amorcito! – gritó, tirándose a los brazos de Chris.

Se me escapó una risilla, que fue secundada por Nat y Penny.

- ¿Tienes algún problema conmigo, H-E-L-E-N-A?

- ¿Yo? Para nada Clarkson.

- Pues vete de la habitación de mi novio.

- ¿Perdona? No pienso irme.

- Te vas porque te lo ordeno yo.

- ¿Acaso eres mi reina?

- Soy la Queen Bee del internado. Tengo mucha más autoridad que tú.

- Pero resulta que los reyes de esta habitación somos Chris, Jerry, Kev y yo.

- ¡Morrison, no te metas, esto no es contigo! – le gritó Blondie Fox.

- Mira Barbara, te vamos a dejar una cosa clara – le dijo Jerry amenazante – Como aquí no nos gusta la gente estúpida, te vas de la habitación y no vuelves a entrar aquí en lo que queda de curso.

- ¡Yo no pienso irme de aquí!

- Mira Barbara, creo que todos los de aquí preferimos que se quede una persona, y esa persona no eres tu. Así que por favor, sal de la habitación. – dijo Kev con calma pero con seriedad, como si sus palabras no tuvieran réplica posible.

Blondie Fox salió por la puerta con expresión furiosa. La mirada que me dedicó antes de marcharse fue la de que por mucho que yo hubiera ganado esa batalla, la guerra no había terminado. Pues bien, si Blondie Fox quería guerra, la iba a tener.

- Muy bien Williams, ya has conseguido lo que querías. – dijo Schoomaker, tras unos minutos de tenso silencio.

- Schoomaker, lo que acaba de pasar no iba contigo.

- Sí te peleas con mi novia, resulta que va conmigo. – dijo él, levantándose del suelo y marchándose de la habitación.

Vale, muy bien, la había cagado de una forma espectacular. Miré a Nat, que me indicó con la mirada que lo siguiera, que intentara solucionar las cosas con él.

Salí de la habitación, mirando a ambos lados del pasillo en busca de Schoomaker. Y al fin lo vi, esperando enfrente del ascensor.

- ¡Schoomaker! – grité lo suficientemente alto como para que me oyera.

Él se giró, pero me ignoró intencionadamente metiéndose en ese momento en el ascensor. Antes de que las puertas se cerraran, conseguí meterme.

- ¡Williams! ¿Qué haces aquí?

- Quería verte y hablar de lo que acaba de pasar en tu habitación.

- No hay nada de lo que hablar – dijo él pulsando el botón de la planta baja.

- Pues resulta que sí hay algo de lo que hablar. – le contesté, pulsando el botón de nuestra planta.

- No quiero hablar contigo – dijo él mientras el ascensor se ponía en marcha.

- Pues yo sí que quiero. – añadí, pulsando el botón de stop.

El ascensor dio un frenazo brusco, haciendo que me tambaleara y cayera en sus brazos.

- ¿Te has vuelto loca? – preguntó histérico, apartándome.

- Era la única manera de que hablaras conmigo.

- Si no quiero hablar contigo es por algo.

- A ver, ¿qué he hecho para que te hayas enfadado tanto?

- Te has peleado con Barbara.

- Por favor, tu novia es una estúpida que me odia.

- Barbara no es estúpida.

- Por favor Christopher, su mayor ambición en la vida es casarse con un millonario.

- ¿Cómo lo sabes?

- Está en su perfil de Facebook.

Schoomaker sacó su Blackberry del pantalón y miró si lo que le había dicho era cierto.

- Vale, tienes razón. Pero no por ello deja de ser mi novia.

- Mira Christopher, te voy a dejar una cosa muy clara. Lo único que quiere es ser la futura señora Schoomaker.

- Todas quieren ser las futuras señoras Schoomaker.

- Christopher, para poder aguantarte hace falta mucha paciencia.

- El dinero las haría aguantar.

- Pero al final tú no aguantarías con ellas, y cuando las dejaras, te darías cuenta de que habrías desperdiciado los mejores años de tu vida.

- ¿Quién eres tú para darme consejos? ¿Pepito Grillo?

- Soy Lena Williams, una chica que intenta ser tu amiga a pesar de todo lo que nos ha pasado.

- Tú lo que intentas es ligar conmigo haciendo la estrategia de la amiga.

¿Qué? ¡Aún encima que iba a intentar arreglar las cosas con él!

- Mira Schoomaker, acabo de darme cuenta de que contigo es imposible razonar. Vine aquí a intentar que nos reconciliáramos, pero veo que es imposible. – dije.

Apreté en ese momento el botón de la planta tercera, sin respuesta. Lo volví a apretar, y como seguía sin funcionar, comprendí que estábamos atrapados en el ascensor.

- ¿Ahora no sabes utilizar un ascensor, Yankee?

- Por si no te habías dado cuenta antes, estamos parados.

- ¿Y?

- Pues que el ascensor no funciona, así que estamos atrapados.

- ¿Cómo que el ascensor no funciona?

- Schoomaker, dime qué es exactamente lo que no entiendes de la frase “estamos atrapados”.

- Tenemos que salir de aquí ya.

- ¿Acaso tienes miedo a los ascensores?

- No, tengo claustrofobia si permanezco en ellos más de 5 minutos. Me quedé atrapado en uno de pequeño.

- Pues si quieres que nos saquen de aquí, llama a los chicos y que avisen a alguien. O pulsa el botón de emergencia.

Schoomaker hizo lo que le dije. Tras tres segundos, el interfono se encendió.

- Soy Greg Abrams, vigilante y celador de St. Peter College.

- Greg, soy Christopher Schoomaker, y me he quedado atrapado en el ascensor de la residencia de los chicos junto con Helena Williams. ¿Puede venir a buscarnos?

- De acuerdo Christopher. Iré en seguida a rescataros a ti y a la señorita Williams. Esperad un rato y os sacaré de allí.

La conexión se cortó, haciendo que se produjera un breve silencio en el ascensor.

- Bueno, ya que vamos a estar aquí un rato, creo que deberíamos hablar de lo que pasó en tu habitación.

- No quiero hablar de nada.

- Christopher, si estamos callados, dentro de unos tres minutos o así estarás con un ataque de ansiedad, así que creo que lo mejor que puedo hacer es distraerte para que no pienses que estamos encerrados.

Schoomaker reflexionó mis palabras durante unos instantes.

- De acuerdo, hablemos. ¿Qué quieres saber?

- Quiero saber por qué te has ido de la habitación después de que echáramos a Clarkson.

- Estaba ofendido por cómo la tratasteis.

- La ofendida debería ser yo por cómo me trata ella a mí.

- ¿A qué te refieres?

- Me odia. En mi segundo día aquí me advirtió que no me acercara a ti. En el baño de las chicas del edificio 2 hay una nota que dice que eres de su propiedad. Y además, hoy ha intentado echarme de tu habitación. ¿No crees que es un poco obsesiva contigo?

- ¿Sabes por qué estoy con ella?

- ¿Por qué?

- Porque intento averiguar una cosa.

- ¿Y eso es…?

- Si me gustas de verdad o no.

Vale. Eso sí que no me lo esperaba. Para nada. Aunque, ahora que lo pensaba, mi plan había funcionado. Ahora lo único que tenía que hacer era rechazarlo para dejarlo en ridículo y que su ego masculino se esfumase por completo.

- No seas ridículo. No te gusto, sólo te atraigo.

- ¿Qué me dices del beso en el pasillo de los profesores?

- Eso no fue nada.

- Te lo tomaste muy a pecho. ¿Acaso no sentiste nada cuando te besé?

Mientras decía esto, se acercaba a mí desde el otro extremo del ascensor.

- Nada.

- ¿De verdad Williams?

Ahora estaba más cerca. Podía oler su aroma, muy masculino y arrollador. Me cogió la cara suavemente, produciendo en mí un escalofrío, al mismo tiempo que seguía hablándome, cada vez más pausadamente.

- No me mientas. Si no hubieras sentido nada en ese beso, no te habrías enfadado tanto por el hecho de que me acostara con Clarkson. Y no te habrías quedado a dormir conmigo el día de la fiesta. Dime, ¿de verdad no sentiste nada en ese beso?

Nuestros labios estaban separados por un centímetro. Sabía perfectamente lo que él iba a hacer a continuación.

- Mark…

- En realidad Mark no te importa. Lo ibas a dejar tarde o temprano.

- Si me besas ahora… Te juro que no respondo de mis actos…

- Yo responderé por los dos.

Dicho esto, me besó. Con el beso que llevaba esperando desde que había llegado al internado. Fue como el de la primera vez, sólo que mucho mejor. Esta vez las mariposas no revoloteaban por mi estómago, sino que parecían tirar bombas atómicas.

Profundicé el beso poniendo mis manos alrededor de su cuello, y él, como respuesta, acercó aún más nuestros cuerpos agarrándome por la cintura con suavidad.

Podría haber estallado una bomba atómica o habido un incendio, porque nosotros no nos habríamos enterado de lo que sucedía en el exterior, ya que en ese momento, los únicos que existíamos en el mundo éramos Chris y yo.

Sólo reaccionamos cuando el ascensor volvió a moverse, subiendo hasta la tercera planta otra vez. Nos apartamos rápidamente e intentamos recomponernos antes de que las puertas se abrieran y apareciera la figura de Greg.

- He sido rápido, ¿verdad? – sonrió él orgulloso de sí mismo.

- Demasiado rápido – añadió Christopher. – Muchas gracias Greg.

- Es mi deber – dijo él antes de marcharse por donde segundos antes Christopher y yo habíamos estado atrapados.

Caminamos en silencio hasta su cuarto, evitando las miradas. Al llegar a la puerta, antes de entrar, él habló.

- Lena, si lo del beso te ha molestado… Lo siento.

- No pasa nada. Lo mejor será olvidarlo.

- Sí, creo que será lo mejor.

Y volvimos a entrar en la habitación interpretando a las personas que éramos antes del ascensor, pero reconciliados.

lunes, 18 de julio de 2011

Capítulo 8: Planes

"Me encontraba en una iglesia. Sí, estaba en una iglesia y vestida de blanco. En las manos sostenía un ramo de rosas rojas.

¿Qué hacía yo en una iglesia vestida de novia? ¿Y con rosas rojas? Todo el mundo sabía que yo odiaba las rosas rojas. Eran demasiado clásicas para mi gusto.

Mi padre estaba a mi lado sonriéndome y apretándome cariñosamente el brazo. Vale, tampoco entendía por qué mi padre estaba conmigo, cuando yo estaba muy enfadada con él por el hecho de que se hubiera divorciado de mi madre y se hubiera casado con una Barbie unineuronal.

Ni siquiera sabía en qué iglesia estaba. Reconocía algunos elementos arquitectónicos de estilo neogótico, ya que para algo me habían servido las clases de arte en St. Jude, pero esos detalles eran insuficientes para sacar una conclusión del lugar en el que estaba.

De repente, una marcha nupcial sonó por toda la iglesia. Reconocí la de Mendelssohn, también un cliché de boda. Mi padre me cogió el brazo y avanzamos por el largo pasillo. Mi giré a los lados para ver quienes estaban sentados en los bancos. Distinguí a mi innumerable familia, entre la que se incluía a mi madre y a mis dos abuelas, llorosas en la primera fila; compañeros de St. Jude y de St. Peter y a un lado mientras veía al otro a muchas personas a las que no conocía. En el altar distinguí a mi mejor amiga Nat, ejerciendo de dama de honor, con un vestido verde pistacho y con flores en el pelo, además, estaba descalza. Parecía una especia de hortera-hippy. Al otro, estaba Johnny, intentando tener una apariencia seria sin conseguirlo, llevando un traje de terciopelo granate. Vale, mi boda parecía una boda de Las Vegas o algo peor. Y finalmente, llegué frente a él.

Llevaba el pelo rubio engominado hacia atrás, llevaba esmoquin y pajarita y en su pechera había puesto una rosa blanca. Me sonrió y sus ojos azules brillaron con intensidad. El sacerdote inició la ceremonia. Yo estaba como en otro mundo, de manera que no me acuerdo de los votos que pronuncié ni de los que él dijo, y finalmente llegó el ansiado si quiero, que fue cuando reaccioné por fin, al oír al sacerdote diciendo lo de que ya podía besar a la novia. Él me besó, y luego me susurró al oído: Te quiero Señora Schoomaker. Me eché a gritar y me desperté."

Cuando abrí los ojos, me encontré en una habitación que se me hacía conocida. Tonos azules en las paredes, una mesa de billar, Schoomaker a mi lado... Un momento, ¿qué hacía yo durmiendo al lado de Schoomaker?

Mi primera reacción fue la de apartarme, pero me quedé paralizada al recordar algunas imágenes de la noche anterior. Como si me estuviera muriendo, todas las imágenes de la noche anterior pasaron por mi cabeza como si fueran una película: había ido a la fiesta, había conocido a Mark White, había bebido (pero no lo suficiente como para no acordarme de nada ni estar con resaca)… Y había visto a Schoomaker vomitando, le había llevado a su habitación y había dormido con él aquella noche. Y luego lo de su explicación de lo que nos pasaba a ambos, nada aclaratoria. Lo único aclaratorio es que estaba vestida, por lo que no había pasado nada de lo que pudiera arrepentirme.

Miré a Schoomaker. Seguía dormido, ajeno a todo lo que me pasaba por la cabeza. Probé a levantarme de la cama, pero los brazos de Schoomaker aprisionaban mi cuerpo. Resignada, miré el reloj de la mesilla de noche. ¡Mierda! Eran las 12.45. Y me había perdido clase, que era lo peor de quedarse dormida. Tenía que irme corriendo a mi habitación y sin que me vieran.

Me libré de los brazos de Schoomaker cuidadosamente, y, al intentar cruzar la habitación sin hacer ruido, la puerta se abrió, dando lugar a que aparecieran Johnny, Jerry y Kev alborotando.

Johnny fue el primero en percatarse de mi presencia. Cuando iba a hablar, le pedí silencio poniéndole la mano en la boca. Le miré de forma suplicante, pidiéndole sin palabras que no hablara, que no despertara a Schoomaker y me delatara. Johnny, atendiendo mis súplicas, me cogió del brazo y me sacó de la habitación, y les hizo una señal a Jerry y a Kevin para que le siguieran. Salimos de la habitación y cerramos la puerta a nuestro paso.

- Hombre Lena, ¡cuánto tiempo! La última vez que te vimos fue cuando te encontramos en nuestra habitación durmiendo con Chris. - dijo Johnny

- Sí, y tuvimos que dormir en otro sitio. - añadió Jerry.

- En el sofá del salón concretamente. - le secundó Kevin.

Mierda. Me habían pillado.

- Por dormir una noche en el sofá no os pasa nada. Y os dejo que tengo que irme. - añadí apresuradamente mientras intentaba escaquearme.

- Un momento Lena Williams, tú no te vas de aquí por ahora. - dijo Johnny cerrándome el paso junto con Kevin y Jerry.

Vale, no me quedaba otra opción que contestar a sus preguntas si quería largarme de allí antes de que Schoomaker me pillara allí y se formara un lío.

- A ver pesados, ¿qué queréis? - les pregunté resignada.

- Pues hacer un trato contigo. Nos debes un favor. - contestó Jerry.

- ¿De verdad os debo un favor? ¡Oh grandes amos del internado, no merezco vuestras atenciones!

- Lena, si no haces lo que queremos, avisaremos a Chris para que venga… - dijo Kevin.

- …Y llamaremos a nuestros amiguitos rusos para que te den tu merecido. - añadió Jerry.

Dicho esto, Johnny, Kev y yo miramos mal a Jerry.

- JJ, tampoco hace falta pasarse.

- Johnny, la señorita Williams me ha hecho dormir en el sofá de la sala común. Y no es cómodo.

- ¡Pero si es de cuero! - le grité indignada.

- Además, Chris cometió una infracción en el Código.

- ¿El Código?

- ¡¿No sabes lo que es el Código?!

- Jerry, no te indignes y explícame lo que es.

- Tío, Lena tiene razón. Es nueva aquí. - le dijo Kevin pausadamente.

- Sólo por el hecho de ser novata se libra. - añadió Jerry entre dientes.

Johnny suspiró antes de empezar a hablar.

- El Código de los amigos es un libro que escribimos al llegar aquí.

- Johnny, eso es mentira, lo escribimos cuando yo llegué desde Eton expulsado.

- ¿Te expulsaron de Eton? - le pregunté.

- Llamé esnob gilipollas al director porque había insultado a los irlandeses diciendo que eran unos paletos ignorantes que hablaban un idioma diferente al inglés. - añadió Jerry con orgullo irlandés.

Johnny y Kev pusieron los ojos en blanco antes de seguir hablando de su Código.

- Dejando de lado la fecha de escritura, el Código se compone de una serie de normas y reglas que debe cumplir todo buen amigo con su amigo. - continuó Johnny como si nada.

- Y una de las reglas que escribimos es la de que si llevábamos a alguna chica a la habitación para asuntos que no incumbían a los amigos… - siguió Kevin

- Hay que dejar alguna señal. La nuestra es la de poner un calcetín en el pomo de la puerta. - concluyó Johhny.

- Chris infligió una de las reglas anoche. No dejó una señal. - añadió Jerry.

- ¿No tenéis ninguna regla que perdone este tipo de faltas a los amigos que no estén en condiciones normales? - pregunté.

Los tres se miraron entre sí con cara de interrogante, y entonces Kevin sacó su iPhone de su bolsillo y empezó a buscar algo en él con cara de concentración.

- Aquí está. El artículo 114 dice que a un amigo se le perdona que no haya puesto señal en la puerta si no está en condiciones normales. - leyó Kev de carrerilla.

- ¿Tenéis el Código como un libro digital? - pregunté con curiosidad.

Los tres me miraron como si eso resultara algo obvio.

- Y bien, ¿hay alguna regla que diga que tenéis que contarle a un amigo lo que pasó la noche anterior si éste no recuerda nada? - les pregunté.

- El artículo 99 dice que nunca se podrán romper las reglas del Código. Y no contarle a un amigo lo que ha hecho la noche anterior rompe con el objetivo del Código. - explicó Kevin con calma.

- Además, el artículo 20 dice que un amigo va antes que las mujeres. - dijo Johnny.

- Chicos, ¿en vuestro Código se admiten sobornos? - pregunté a la desesperada.

Tras un momento de reflexión, Jerry habló.

- El artículo 124 dice que se admiten sobornos por parte de una mujer si con ello se proporciona un bien a un amigo.

- Es por no hacerle daño a Schoomaker. Ayer hablamos de cosas que habría sido mejor no hablar, y prefiero que él no recuerde lo sucedido, será lo mejor para los dos.

- Entonces trato hecho. - añadió Johnny estrechándome la mano.

- De acuerdo, ¿para qué me necesitáis? - pregunté.

- Necesito un favor. - dijo Johnny.

- Bueno, tal vez varios… - añadió Jerry.

- ¡Cállate Jerry! A lo que iba, quiero que me informes de lo que piensa de mí una chica.

- Oh, no me lo creo, Johnny Morrison se ha enamorado. - le dije sonriendo.

- Charlie se empeña en ser polígama. - dijo él.

- Charlie en el fondo está colada por ti. Lo que pasa es que aún no lo sabe.

- ¿Qué estás diciendo?

- Recuerda que Charlie no es como el resto de las chicas. Eso es un factor importante para poder conquistarla.

- Me enamoré de ella cuando me dio una lección al billar.

- Entonces tienes que tratarla genial, hacer cosas que le gustan… Pero no la trates como a uno de tus amigos. Charlie, por muy masculina que sea, es una mujer.

- Lena, muchísimas gracias - dijo mientras me abrazaba y me levantaba por los aires. - Desde hoy eres mi chica favorita.

- En realidad, soy tu amiga favorita - añadí con una sonrisa.

En ese momento, sonó un móvil. Johnny lo cogió, y me lo alargó para que viera quién lo llamaba. Era Schoomaker.

- Lena, vete ahora, nosotros ya nos ocuparemos de Chris.

Lo abracé antes de salir de allí corriendo. Llegué a mi residencia y antes de subir a mi habitación, cogí una Coca Cola y un sándwich vegetal en una de las mini cocinas de la sala común. Fui hasta mi habitación y me encerré en ella. Me quité la ropa de la fiesta y me fui a dar una ducha.

Mientras me duchaba, mi cabeza seguía dándole vueltas a la conversación con Schoomaker. ¿Qué nos pasaba? ¿Por qué nada era aclaratorio? Al salir de la ducha, me vestí con el uniforme, poniéndome una camisa blanca de manga corta con una falda de volantes y bailarinas de piel azul. Comí y fui a lavarme los dientes. Justo cuando terminé y salí del baño, las chicas aparecieron.

- Lena, Lena, Lena, ¿te has portado bien anoche?

- Claro que sí Natalie.

- No sabíamos donde estabas. - dijo Penny.

- Aunque en realidad nos lo imaginábamos. Lo último que me dijiste fue que ibas a llevar a Chris a su habitación. Como cuando llegamos de la fiesta no estabas aquí, imaginamos que habrías pasado la noche con Chris. - añadió Charlie.

- ¿O acaso la has pasado con Mark White? - preguntó Nat socarronamente.

- Claro que no la he pasado con White, es un cretino. He pasado la noche con Schoomaker.

- ¿Ha pasado algo con él? - preguntó Penny con curiosidad.

- ¡Penny! - gritamos Nat, Charlie y yo a la vez.

- Podría haber pasado. Hay mucha química entre los dos. - se excusó la aludida.

- Otra que lo piensa. - añadí yo con un suspiro.

- ¿Y eso? - preguntó Nat.

- Anoche Schoomaker y yo tuvimos una pequeña charla. Sabemos que nos pasa algo, pero no sabemos ponerle nombre. Pero eso no fue lo peor.

- ¿Qué fue lo peor? - dijo Charlie.

- Los chicos me pillaron durmiendo con Chris. Bueno, más bien me pillaron saliendo de la habitación. Tuvimos una pequeña charla y, gracias a su Código, los he sobornado para que no digan nada a Schoomaker, cosa que espero que vosotras también hagáis.

- Las chicas no necesitamos un estúpido código para saber lo que tenemos que hacer. Hay una serie de reglas no escritas para las mujeres, y contar un secreto a un chico es una de ellas. - dijo Nat.

- Además, seguro que ellos te han dicho que no nos digas el soborno. - añadió Charlie.

- No lo han dicho, pero es un asunto entre ellos y yo. - les aseguré a las chicas.

- Aunque tu salida con Chris de la fiesta es un asunto que incumbe a todo el internado.

- ¿De qué estás hablando Penny?

Penny me alargó el boletín de Fionna Catchpole sin decir ni una palabra. En él aparecían una foto mía hablando con Mark White y otra de Blondie Fox besando a Chris. Decidí leerlo:

"Hola a mis queridos amigos de Saint Peter!

Al habla vuestra cotilla favorita, o sea, yo. Y con novedades, bastante suculentas.

En primer lugar, felicitar a Lena Williams por haber ligado con uno de los bombones de St. Pet, el codiciado Mark White, jugador del equipo de rugby del colegio. Quiero felicitarte, querida Lena, por tu capacidad de ligar con los bombones del gremio nada más pisar el internado.

Rememoro la fiesta de ayer por la noche. Princess L. bailando con Mark White, el grupo de Lena, o sea, Los Ángeles de Charlie, charlando con el grupo del King of the School, o sea, Chris Schoomaker, y, ¿adivinad quién se cogió una borrachera fantástica? El King. Sí, sí, y aunque estaba en buena compañía de nuestra Queen Bee, pero se ve que la pena de ver a L. con otro que no fuera él le impidió concentrarse con B. Faltaba decir que salió corriendo de la fiesta y L. lo seguía. El resto de la historia la saben ellos.

Y hablando de ellos, adivinad quienes serán los protagonistas de la gran historia de amor que se representará en el colegio. Son nada más y nada menos que Lena Williams y Chris Schoomaker, que representarán a Julieta Capuleto y Romeo Shakespeare en la obra "Romeo y Julieta". Os deseamos suerte desde aquí.

Y finalmente me despido de vosotros, deseando que os portéis muy mal. Y os recuerdo, mis queridos amigos, que dentro de poco será la fiesta de Halloween.

Fionna Catchpole"

- Prefiero no comentar nada. - dije.

- Haces bien. Al menos no hablan mal de nosotras. Pero me gusta el nombre de "Los Ángeles de Charlie" - dijo Nat riéndose.

- ¿Y yo quién soy? - pregunté.

- Pues tú eres Drew Barrymore, yo soy Cameron Díaz, Penny es Lucy Liu y Charlie…es Charlie

Y todas empezamos a reírnos.

- Lena, ¿no te estarás enamorando?

- Que voy a estar enamorándome… Pero algo pasa.

- ¿Y que vas a hacer? - me preguntó Charlie.

- Ayer Schoomaker no es que estuviera muy consciente... No se acordará de nada. Y me vais a ayudar a saber si de verdad le importo o no.

- ¡¿Nosotras?! - dijeron poniendo caras de sorpresa

- ¡¡¡Sí!!!

- Eh, pues teníamos que irnos a algún lugar…

- ¡Chicas! ¿Sois mis amigas o qué?

- ¡Lo somos!

- ¡Pues ayudadme!

- Ok, ok, a ver, que piensas hacer.

- Por ahora salir con Mark White.

- ¡¿QUÉ VAS A HACER QUÉ?!

- Lo que oís. Si eso sirve para darle celos a Schoomaker, entonces lo haré.

- ¿Pero tú te has dado un golpe en la cabeza o qué? ¿Cómo piensas hacer para salir con Mark White? - me dijo Nat

- Eso, recuerda que es uno de los solicitados del colegio. - me recordó Charlie.

- Y que tiene a muchas chicas detrás. - dijo Penny.

- ¡Bueno! ¡Lo conseguiré! ¡Y Schoomaker se morirá de celos!

Chris P.O.V

Me levanté con resaca. Sí, era eso lo que tenía lo de beber bastante vodka. Pero… ¿qué había pasado en la fiesta? Solamente me acordaba de que había ido a la fiesta con los chicos, pero no me acordaba de nada más. Miré el reloj. Vi que ya me había perdido las clases de la mañana, y que ellos ya estarían comiendo. Decidí llamar a Johnny a ver donde estaba. Johnny tardó un poco en responder.

- Tío, ¿dónde estáis? Tengo una resaca increíble.

- Nosotros estamos saliendo del comedor. ¿Sigues durmiendo?

- A medias. Venid aquí. - y colgué.

Ellos llegaron al poco tiempo. Se tiraron en sus camas nada más llegar.

- Tíos, ¿qué pasó en la fiesta? No me acuerdo de nada. Pero de nada.

- Pues estuviste con Barbie Clarkson todo el tiempo. Luego te pasaste bebiendo y…

- Y vomitaste y Lena te llevó aquí y se fue.

- ¿Pasó algo más que no me estéis contando? - pregunté.

- ¿Nosotros? No - contestaron ellos poniendo caras de inocentes.

- De acuerdo.

Me fui a dar una ducha y me vestí. Ellos me ocultaban algo, de eso estaba seguro. Y lo iba a averiguar. Por ahora iba a disimular, y luego le preguntaría a Williams. Ella no sabía mentir.

Después de que yo me arreglara, salimos al jardín a tomar el aire. Me había cogido un bocadillo antes de ir y me lo estaba comiendo cuando vi al idiota de White con MI Lena besándose en un banco a la vista de todo el internado. Me atraganté. Johnny me dio unas palmaditas en la espalda.

- ¿QUÉ HACE ELLA CON ÉL?

- Hombre, creo que es evidente - contestó Johnny riéndose.

- No estoy para bromas Johnny. ¿Por qué ella está con alguien tan idiota con él?

- ¡Yo que sé Chris! ¡No tengo el pensamiento femenino!

- Pero…

- Ni peros Chris. No es tu novia.

- ¡Joder! ¡Odio a White! Tengo que hacer algo. El Códico tiene un artículo para esto.

- Chris, lo que dice el artículo 1 es que un amigo no puede acostarse con la ex novia de otro amigo. Y Lena no es tu ex novia.

- Además, el artículo 4 dice que una chica queda fuera del alcance de uno si es la ex de un amigo, tu amigo te dice que se ha enamorado de ella o es la hermana de tu amigo. - añadió Kev.

- Y ni tu te has enamorado de Lena ni Mark White es tu amigo. - dijo Jerry metiéndose en la conversación.

- Todavía no estoy seguro…

- ¿De qué no estás seguro Christopher? - me preguntó Kev

- De si estoy enamorado de Lena o no. Pero hay una forma de averiguarlo.

- ¿Qué vas a hacer? - preguntó Johnny con preocupación.

- Poner celosa a Williams.

Y de repente vi que Blondie Fox se acercaba hacia nosotros.

- Y ya sé lo que voy a hacer. - contesté sonriendo de manera siniestra.

Y vi que los chicos sonreían al comprender mis intenciones.

Lena P.O.V

Vale, reconozco que Mark White besaba bien, pero no tan bien como Schoomaker. De repente, él paró.

- Mark, ¿pasa algo?

- Mira quién es la nueva novia de Christopher Schoomaker.

Me giré con el tiempo justo de ver como la zorra unineuronal de Blondie Fox se besaba con mi Schoomaker. Un momento, ¿había dicho mi Schoomaker? No, esto no podía ser posible. Además, el que yo consideraba como mi "plan perfecto para darle celos a Christopher Schoomaker" había fracasado. Y ahora tenía que pensar en otro plan.