jueves, 10 de noviembre de 2011

Capítulo 17: El cumpleaños de Blondie Fox

A principios de enero, ya de vuelta en el internado después de las vacaciones de Navidad, Penny y yo estábamos solas en la habitación en ese momento, yo con el pijama puesto y con “Drácula” en las manos, mientras que ella empezaba a prepararse para ir al cumpleaños de Blondie Fox.

- Lena, ¿has visto mi rímel? – me gritó ella desde el baño.

- No – le grité yo. – ¿Lo habrás tirado sin querer?

- Es imposible. Pero miraré de todas maneras.

Volví a prestarle atención al libro, mientras oía cómo ella rebuscaba en la papelera del baño. Pero el ruido paró.

- ¿Lo has encontrado? – le pregunté desde la cama.

- Lena, ¿puedes venir aquí un momento?

- ¿El rímel se ha vuelto verde?

- Peor.

Vale. La reacción de Penny me preocupaba. Fui al baño corriendo, y la encontré sentada en la pila del baño con algo en la mano.

- ¿Qué es eso Penny?

Penny me tendió lo que tenía entre las manos inmediatamente. Y lo que vi fue una de las cosas que más me asustó en mi vida. Era un test de embarazo. Positivo.

- Esto solo puede ser de una persona – dijo ella.

Quedé en silencio, todavía shockeada por la noticia. ¿Charlie embarazada? Era demasiado fuerte para poder creérmelo. Las chicas y yo sabíamos que Charlie y Johnny tenían relaciones con frecuencia, ya que ella se marchaba algunas noches de madrugada para verlo.

Pero Johnny no era tan descuidado. Charlie se quejaba de que él siempre era muy cuidadoso y nunca se dejaba lleva muy fácilmente.

Antes de que pudiéramos comentar nada, Charlie y Nat entraron en la habitación, por lo que escondí rápidamente el test en la papelera del baño, de donde Penny lo había sacado. Ambas salimos del baño con tranquilidad, haciendo como que no había pasado nada.

- Lena, ¿se puede saber qué haces tú con eso? – dijo señalando repetidas veces mi pijama de ositos. - ¿Por qué no te has arreglado todavía?

- No pienso ir a la fiesta. – le respondí rápidamente.

- ¿QUÉ? ¡No puedes hacer eso! – me gritó.

- ¿Perdona?

- Venga Lena, por favor. Ya sé que Blondie Fox te cae mal, a mí también la verdad, pero una fiesta es una fiesta. – dijo, sonando empalagosa.

- Nat no me apetece ir.

- Por favor Lena, en calidad de mejor amiga tuya, te pido que vengas a la fiesta. Será divertido. Bailaremos hasta mañana por la mañana. – dijo ella mientras empezaba a revolver mi armario hasta encontrar algo que le había gustado.

Nat me lanzó la ropa, y del bulto salió un top de seda negra y una falda de vuelo rosa corta con un cinturón negro. Sacó de mi armario los últimos stilettos de Christian Louboutin que me había comprado, y sonreí. Ahora sí que me había convencido.

- Entonces sí que voy. – le dije.

- Gracias, gracias, gracias – dijo mientras me abrazaba. – Cuando termine el día, me agradecerás esto, créeme. – dijo ella con una extraña sonrisa.

¿Qué estaría tramando Natalie?

Johnny P.O.V

Estaba sentado en mi cama, atándome mis nuevas deportivas Nike e intentando convencer a Chris de que fuera a la fiesta de Blondie Fox.

- Johnny tío, no quiero ir.

- Chris, son las nueve de la noche y hoy es el cumpleaños de tu novia. ¿No vas a ir a la fiesta?

- Primero, ella no es mi novia, o mejor dicho, voy a cortar con ella. Segundo, no estoy para fiestas. Lena me ha rechazado.

- ¿Lena te ha rechazado? ¿No te dijo que “algún día”?

- Eso es un no en el idioma de las mujeres.

- ¿Qué es un “no” en el idioma de las mujeres? – preguntó Charlie apareciendo de repente.

- Un “algún día”. – le respondí.

- Un “algún día” es “algún día”. – me contestó Charlie.

- ¿Lo ves Chris? Eso no era un no. – le dije.

Chris movió la cabeza de un lado para otro, no muy convencido.

- Venga Chris, ¿alguna vez te has desanimado porque una chica te haya dicho “no”? – le preguntó Charlie.

- Siempre hay una primera vez para todo. – dijo mientras yo le buscaba en su armario una camisa, que le tiré.

- Venga Chris, vístete, que vamos a la fiesta. Cuando acabe el día me agradecerás que te haya insistido en que vayas a la fiesta. – le dije tirando de Charlie para que nos fuéramos.

Salí de la habitación junto a Charlie y fuimos a la residencia de las chicas. Subí hasta su habitación, y allí me esperaban Nat, Jerry, y Kev.

- ¿Viene o no viene a la fiesta? – preguntó Nat.

- Viene. – respondimos mi chica y yo a la vez.

- Perfecto. Parte uno hecha. Jerry, ¿conseguiste el laxante fuerte? – preguntó Nat.

- Sí. Cogí el de caballo. – respondió él con cara de pillo.

- ¡Jerry! Ese va a ser mortal. – le dijo Nat.

- ¿Qué más da? Lo importante es que se van a pasar toda la noche en el baño, dejando tiempo de sobra a la reconciliación. – añadió él con una sonrisa.

- Ok. ¿Y donde está Lena? – pregunté yo.

- Le he dicho si podía ir a buscarme una aspirina, y me dijo que nos esperaba en la fiesta. – dijo Penny.

- Ok, entonces solo nos falta ir a la fiesta. Acordaos, echadle el laxante a Valley y a Blondie Fox, no os confundáis de vasos.

- Tranquilo cariño, que no me confundo – me dijo la pelirroja sonriendo. La besé sin poder contenerme.

- Eh empalagosos, ¡iros a un motel! – gritó Jerry.

- ¡Calla Jerry! – dije mirándole con odio, provocando la risa de Charlie.

- ¡Céntrate cariño! – dijo ella – Después de que hayamos acabado el plan puedes hacerme lo que quieras.

Sonreí ante esa perspectiva.

- Ok, en marcha. – y todos salimos de la habitación.

Jerry se fue a buscar a Chris mientras nosotros nos íbamos a la fiesta. Lena nos esperaba en la entrada con cara de aburrimiento.

- Pensaba que ya no vendríais. – dijo ella con fastidio.

- Perdona, nos retrasamos. Venga, entremos.

Entramos. La fiesta estaba animadísima. Las chicas se fueron a bailar. Charlie me trajo una copa de Martini, la bebida de Blondie Fox. Jerry entró seguido de Chris. Mientras Chris fue a por una copa, Jerry me pasó dos sobres del laxante. Los eché con disimulo a la copa. Nada más hacerlo fui hacia Blondie Fox.

- Barbie, felicidades preciosa.

- Oh, Johnny John, gracias, eres un terroncito de azúcar. – me dijo ella mientras me abrazaba.

- No es para tanto. Acepta esta copa. Me acordé de que te gusta el Martini.

- Oh terroncito, muchísimas gracias. – y dicho esto se bebió la copa de un trago.

- Bueno Barbie, que disfrutes de la fiesta. – le dije mientras me marchaba con una sonrisa.

Me fui de allí con el tiempo justo a que Blondie Fox se agarrara del estómago y saliera corriendo en dirección al baño. Perfecto. Le hice una seña a Charlie para que fuera a por Valley.

Charlie P.O.V

Johnny me hizo una seña, y vi que era mi turno. Cogí la copa de vodka que tenía en la mano y le eché dos sobres de laxante, tal como me había indicado Jerry. Me acerqué a Valley con disimulo.

- ¡Hola Christian! ¿Te lo pasas bien?

- Sí, aunque estéis monopolizando a mi novia.

- Ya ves, somos así, y por lo que veo no tienes copa, permíteme darte una.

- Gracias Charlie, eres un encanto.

- Lo sé. – me fui de allí y nada más irme, Valley salió corriendo en dirección al baño.

Lena P.O.V

Charlie volvió junto a nosotras trayendo una copa. Miré a Penny con preocupación.

- Charlie, ¿qué haces con una copa?

- ¿No puedo beber en una fiesta?

- Claro que no Charlie.

- ¿Y eso por qué?

- Porque estás embarazada. – le dije susurrándole al oído.

Charlie me miró con los ojos abiertos de la sorpresa.

- ¿Qué?

- Penny encontró el test positivo en el baño.

- ¡Eso no es mío! ¡No estoy embarazada!

Por suerte, con el ruido de la discoteca no se había oído nuestra conversación.

- Entonces, si no es tuyo, sólo puede ser de… - añadió Penny sin terminar la frase, tapándose la boca con las manos del asombro.

- No. No puede ser posible.

Me negaba a creerlo. ¿Nat embarazada? Era demasiado increíble para ser cierto. Aunque, mirándolo bien, podía ser. Esta noche no se había tomado ninguna copa, cuando a estas alturas de la fiesta ya se habría bebido por lo menos dos.

Busqué a Nat entre la multitud para hablar enseguida con ella, y me sorprendí al verla encima del mini escenario de la discoteca con un micrófono en la mano. ¿Qué iba a hacer?

- ¡Buenas noches St. Peter! ¿Os lo estáis pasando bien?

- ¡¡¡¡¡SÍIIIIIIIIIIII!!!!!

- ¡Genial! Pues bien, ¡quiero dedicar una canción a las personas de aquí que estén enamoradas! ¿Queréis oírla?

- ¡¡¡¡¡SÍIIIIIIIIIIIII!!!!!

- Pues coged una pareja y a bailar.

Oh no. Penny me empujó hasta dónde estaba Schoomaker, al que también habían empujado hasta mí.

“Tonight you're mine completely”

Él me cogió de las manos y empezamos a bailar.

“You give your love so sweetly

Tonight the light of love is in your eyes

Will you love me tomorrow?”

La canción parecía escrita para nosotros. Apoyé la cabeza en su hombro, mientras él me abrazaba por la cintura.

“Is this a lasting treasure

Or just a moment's pleasure?

Can I believe the magic of your sighs?

Will you still love me tomorrow?”

Mientras sonaba la canción, me di cuenta de lo estúpida que había sido al intentar darle celos a Schoomaker, ya que con eso solo había conseguido que sufriéramos los dos.

“Tonight with words unspoken

And you say that I'm the only one, the only one, yeah

But will my heart be broken

When the night meets the morning star?”

El tiempo pareció congelarse en ese momento. Parecía que estábamos los dos solos en aquella sala, y que el resto del mundo no existiese. Lo miré. Sus ojos azules brillaban. Por primera vez me di cuenta de que cuando miraba en sus ojos, era como si me perdiera en el azul del mar. De repente, él acercó su cara a la mía. Nuestras frentes chocaron mientras aspirábamos el aroma del otro.

“I'd like to know that your loveIs love I can be sure of

So tell me now, cause I won't ask again

Will you still love me tomorrow?

Will you still love me tomorrow?

La canción acabó, llevándose la magia del momento. De repente pareció que todo volvía a la normalidad. Chris y yo nos separamos y me largué de allí. Lágrimas silenciosas resbalaban por mis mejillas. Mientras caminaba hacia mi residencia, vi que alguien me seguía. Me giré y vi a Schoomaker.

- ¡Déjame Schoomaker!

- Lena, escúchame.

- ¡No quiero escuchar a nadie!

- Lena por favor razona. Cálmate y dime que te pasa.

- ¡Pues que me he enamorado de ti idiota! Me enamoré de ti la primera vez que te vi en el comedor, pero justo fue lo de la pelea de comida y nos empezamos a llevar mal, y luego fue lo del robo del examen, y me besaste, y pensé que te gustaba, pero justo te pillé liándote con Blondie Fox.

Ya las lágrimas caían sin interrupción por mis mejillas, y Chris se dedicaba a limpiármelas con un pañuelo.

- Y me dolió mucho porque pensé que me habías engañado como a una tonta, y me quise vengar y por eso te até a la cama. Y luego fue la fiesta, y me lié con White para darte celos, pero tú te liaste con Blondie Fox y me jodió mucho. – seguí hipando. – Luego vi a Valley y me pareció la oportunidad perfecta para darte celos, pero el que estuviste mal fuiste tu y me sentí fatal y ahora esto de lo de la maldita canción, y estoy hecha un lío.

Hice un amago de irme, pero él me agarró de la mano y me atrajo hacia él.

- Yo lo resumiría diciendo pues lo de te quiero.

- Vete a la mierda Schoomaker.

- No, porque antes quiero hacer una cosa. – y allí en el medio del campus desierto me besó.

Ese era el beso esperado, el que te hace sentir viva. El que tiene la fuerza de mover el mundo.

- Creo que ahora me puedo ir a la mierda. ¿Voy o…?

Lo interrumpí besándolo yo esta vez. Sin interrupciones, sin terceras personas, sólo él y yo. En un momento que cogí aire, habló:

- Chris, pueden vernos.

- Que nos vean. Eso es lo que quiero. Que me vean con la chica a la que quiero.

- No lo digo por eso. – le dije – Lo digo porque tanto tú como yo tenemos novio.

- Pensaba cortar con Blondie Fox. Pero ha desaparecido.

- Y yo con Valley, y con más razón después de esto.

- Tengo una idea. Acompáñame.

Chris me cogió de la mano y me llevó hasta su residencia. Al llegar al tercer piso, pensé que íbamos a ir a su habitación, pero se metió en un armario lleno de escobas.

- Chris, ¿qué hacemos en un escobero?

- Espera niña impaciente.

Chris tanteó la pared hasta que encontró una puerta. La abrió y descubrí unas escaleras. Subimos por ellas y llegamos a otra puerta. Chris la abrió y salimos a la azotea de la residencia. Extendió su cazadora en el suelo y me tumbó junto a él. Nos tumbamos boca arriba. Me di cuenta de que la noche estaba plagada de estrellas.

- Este es mi lugar favorito del internado. Sólo lo conocemos Johnny, Jerry, Kevin y yo, pero a ellos no les gusta tanto.

- Es… precioso.

Y era verdad. El cielo estaba extrañamente claro, dejando ver todas las estrellas. Al estar en el medio del campo, podía verlas perfectamente, cosa que no podía hacer en Nueva York por culpa de las luces de la ciudad. Después de un corto silencio, él habló.

- Lena, contéstame a una cosa: cuando dejes a Valley, ¿saldrías conmigo?

- Chris, solo puedo decirte una cosa… y es que eso no se pregunta, se da por hecho – dije riéndome.

- Te vas a enterar niña tonta – y me empezó a hacer cosquillas.

Yo no me podía parar de reír. De repente, paró y me empezó a besarme. Yo le respondí y no comprendí sus intenciones hasta que me empezó a desabrochar los botones de la blusa.

- Chris…

- ¿Sí Lena?

- Por favor, ahora no.

- ¿Por qué no?

- Chris, por favor, no te rías, pero soy…

- Eres…

- … Nunca lo he hecho con nadie. – respondí, poniéndome colorada al instante.

- ¿Nunca? – preguntó sorprendido.

- Nunca.

Tras un minuto, él habló:

- Nunca me lo habías dicho.

- Tampoco tú me lo habías preguntado. – repliqué.

- Lo daba por hecho. Pensaba que tú y Valley…

- Entre Valley y yo nunca llegó a pasar nada.

- Lo siento, soy un bruto – me dijo.

- No pasa nada, no podías imaginarlo, es todo.

- No te obligaré a hacer nada que tú no quieras hacer.

- Pero yo quiero hacerlo.

Llegué a ver su rostro sorprendido.

- ¿En serio?

- Sí. Lo que pasa es que este no es el momento.

- Te llevaré a tu habitación, empieza a hacer frío.

Bajamos hasta el campus y me llevó hasta la puerta de mi habitación. Miré que no hubiera nadie por los alrededores y le di un corto beso. Pero él me siguió besando, y yo a él.

- Lena…

- ¿Sí?

- Si me sigues besando así no me hago responsable de mis actos. – dijo mientras se separaba un poco.

- Te quiero.

- ¿Crees que yo a ti no? – dijo él.

Le besé suavemente en los labios y entré en la habitación. Nada más entrar, una mano me sentó a la fuerza en la cama. Se encendieron las luces de la habitación y Nat, Penny y Charlie aparecieron delante de mí como tres policías en un interrogatorio.

- Helena Catherine Michelle Williams.

- Nat, ¡no me llames por mi nombre completo!

- Lena, no interrumpas. – dijo ella riendo – ¿Bueno, qué habéis hecho Christopher y tú después de que os fuerais de la fiesta?

- ¿Por qué parecéis policías? ¿Y por qué os interesa tanto lo que haga o deje de hacer con Christopher?

- Primero, no parecemos policías. Segundo, es solo simple curiosidad. – contestó Nat.

- No Nat, no hemos estado una semana preparando todo esto para nada.

- Penny cállate. – le dijo Charlie.

- ¿Todo esto lo habéis montado vosotras?

- Con la ayuda de los chicos. Pero sólo hasta lo de la canción, el resto fue cosa vuestra.

- ¿Pero qué pasó? – preguntó Penny interesada.

- Chris me besó. Y yo a él. Y nos besamos. Y eso.

- ¿Y nada más? – preguntó Nat con evidente interés.

- Nos declaramos mutuamente.

- ¡Bien!

- Y me pidió salir para cuando corte con Valley, que será mañana.

- ¿Y?

- Me ha dicho que me quiere. No una, sino varias veces.

- ¡Genial!

- Chicas ya sé que es genial, y yo estoy muy feliz, pero, ¿no creéis que exageráis en el papel de polis interrogadores? – pregunté.

- Era para que lo dijeras todo. Y esto se merece una celebración. – dijo Nat.

- Nat, antes de nada, tienes que explicarnos una cosa.

Ella sacó una botella de champagne de la cómoda y cuatro copas. Todas nos levantamos y nos pusimos en círculo, mientras que Nat se encargaba de rellenar las copas en silencio, adivinando lo que tenía que explicarnos.

- Creo que es demasiado tarde para tener una conversación seria. Y esta es una conversación muy muy seria.

- ¿Me prometes que mañana me lo contarás todo?

- Prometido. Pero ahora a brindar.

- Nat, no deberías beber champagne.

- Una copa no me hará daño. Bien, ahora el brindis. Por Lena y Chris, para que de una vez por todas estén juntos. – añadió ella con una sonrisa.

- ¡SALUD! – dijimos todas chocando nuestras copas.

En ese momento, me habría encantado que Nat nos contara la causa de que en nueve meses fuera a convertirse en mamá, pero tendría que esperar hasta el día siguiente. Lo que no podía imaginarme en ese momento era lo mucho que iban a cambiar las cosas a partir de ese día.

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