martes, 22 de octubre de 2013

Capítulo 34: Sin noticias


Mensaje nuevo
De: Helena Williams
Para: Christopher Schoomaker
Asunto: Novio desaparecido
Chris, ¿dónde estás? ¿Por qué no respondes a mis llamadas? Me estás volviendo loca, nadie sabe dónde estás y estoy muy preocupada por ti. Por favor, contesta, aunque sea para mandarme a la mierda.
Te quiero, Lena.

Mensaje nuevo
De: Helena Williams
Para: Christopher Schoomaker
Asunto: Conversación pendiente
Chris, por favor, responde, Necesito que hablemos. No podemos dejarlo así como así. Te quiero. Por dios, te amo. Necesito hablar contigo urgentemente. No me contestas a las llamadas, y ya no sé cómo puedo hablar contigo. Pero lo necesito. Por favor, habla conmigo.
Lena.

Mensaje nuevo
De: Helena Williams
Para: Christopher Schoomaker
Asunto: Ignorancia
Chris, han pasado tres días. Tenemos que hablar. Te quiero.
Lena.

Mensaje nuevo
De: Helena Williams
Para: Christopher Schoomaker
Asunto: TE QUIERO
Christopher, por favor, te lo ruego, necesito que hablemos. Tengo que explicarte todo lo que ha pasado. Tienes que saber por qué te he dado esa respuesta, necesito explicártelo. Por favor, llámame o lo que sea.
Lena.

Mensaje nuevo
De: Helena Williams
Para: Christopher Schoomaker
Asunto: TE QUIERO 2.0
Te quiero. Te quiero como nunca he querido a nadie. Aunque pienses que no es así, es así. Por favor, no dejes que el asunto de la proposición se interponga entre nosotros. Realmente quiero estar contigo.
Lena.

Mensaje nuevo
De: Helena Williams
Para: Christopher Schoomaker
Asunto: Inlocalizable.
Me estoy volviendo loca, llevo 4 días intentando hablar contigo, y seguiré intentándolo. Por favor, contesta a mis mensajes, o llamadas, o correos. Lo que prefieras, pero habla conmigo.
Lena.

Mensaje nuevo
De: Helena Williams
Para: Christopher Schoomaker
Asunto: 5 días.
Que sepas que estás empezando a ser muy infantil. Por dios, tienes casi dieciocho años, no es normal que ignores así como así a una persona que te importa, a la que hace 5 días que le has pedido matrimonio. Por favor, llámame. Tenemos que hablar. No podemos acabar así después de todo lo que hemos vivido juntos. Te quiero, pero estoy llegando al límite de mi paciencia.
Lena.

Mensaje nuevo
De: Helena Williams
Para: Christopher Schoomaker
Asunto: Hasta aquí.
Lo he intentado. Te juro que lo he intentado. He intentado ser razonable, pero no es normal que después de 146 llamadas, 215 mensajes y 8 mensajes prefieras seguir ignorándome. Llevo una puñetera semana sin saber nada de ti, pero si prefieres que esto se alargue, adelante. Estaré dispuesta a hablar en el momento que tú quieras. Pero no tardes demasiado, porque para cuando decidas hablar de esto, puede que ya sea demasiado tarde.
Lena.

Mensaje nuevo
De: Helena Williams
Para: Christopher Schoomaker
Asunto: Perdón.
Siento el tono del correo anterior. Pero compréndeme. Necesito hablar contigo, pero tú no quieres hacerlo.
Lena.

Mensaje nuevo
De: Helena Williams
Para: Christopher Schoomaker
Asunto: Fin.
Está bien, lo acepto. Tú has decidido que hemos terminado. Es tu decisión, y aunque no estoy de acuerdo, la respeto. Tú has decidido el rumbo de esta situación. Puede que yo tenga la culpa de cómo hemos llegado a este punto, pero no niegues que parte de la culpa es tuya por haberte ido de Los Ángeles sin darme siquiera una oportunidad para explicarte porqué te dije que no me casaría contigo, o de haberte dignado en responderme a alguno de los correos, llamadas o mensajes que durante toda esta semana te he mandado para intentar hablar contigo. Tú lo has querido.
Lena.


Ha pasado una semana desde la proposición de Chris. Una semana desde que no sé nada de él, desde que no me responde a las llamadas, mensajes y correos que le he mandado dese que salió de la casa de mi madre sin mirar atrás. Una semana desde que sólo salgo de mi habitación para comer.
A los dos días de la marcha de Chris, mi madre y Joe tuvieron que marcharse a un congreso en San Diego, por lo que ella no sabe nada de lo que ha pasado. Pero para mi desgracia, Johnny y Charlie sí.
Aunque me hayan dejado en paz durante toda la semana, se les nota que quieren hablar conmigo urgentemente. Pero yo no tengo ganas de ver a nadie en estos momentos.

Johnny P.O.V
Marco el teléfono de Chris. Suena dos veces antes de que su voz me conteste.
-          No sé si me llamas para saber cómo estoy o para echarme la bronca. – dice Chris con todo resignado.
-          Estás siendo demasiado terco, pero no te estoy diciendo nada nuevo.
-          ¿Qué quieres Johnny?
-          Que hables con ella. Por favor, llámala aunque sea para aclararlo todo y dejar que continúe con su vida.
-          No pienso llamarla. Lo dejó todo muy claro con su contestación.
-          Chris, ¿has visto todas las llamadas y los mensajes? Es evidente que no lo ha dejado claro. Te quiere y quiere hablar contigo para aclararlo todo, pero tú eres demasiado orgulloso como para verlo.
-          Johnny, no me sermonees. Kevin lo lleva haciendo desde que llegó ayer, y está resultando bastante cansino. Hasta Jerry se ha puesto en plan madre.
-          Y es normal. Y también me parece normal que ni Penny ni Nat hayan ido a la mansión.
-          Se han puesto del lado de ella. Igualmente, la invitación sigue en pie. También para Charlie y para ti, aunque no vayáis a venir.
-          ¿Aun tienes ganas de celebrar tu cumpleaños después de todo lo que ha pasado?
-          No, pero ya sabes como es mi madre. No sabe nada, así que está empeñada en organizarme una fiesta increíble a la que invitará a la mitad de la sociedad. Me vendría bien ver a un par de amigos por allí.
-          Iremos.
-          ¿En serio?
-          Sí. Te veo mañana en los Hamptons.
Cuelgo sin dejarle que me responda. El plan se pone en marcha.

Lena P.O.V
Estoy tumbada en la cama, con las persianas medio bajadas, cuando la puerta se abre de golpe y entra Charlie. Se dirige a las ventanas y comienza a abrir las persianas y a ventilar la habitación.
-          Charlie, fuera, no quiero ver a nadie.
-          Pues lo siento, pero vas a tener que hacerlo. Llevas una maldita semana encerrada en la habitación, y lo siento si no quieres ver a nadie, pero no voy a permitir que te quedes aquí encerrada todo el verano compadeciéndote a ti misma. Así que arréglate y baja, tenemos una conversación pendiente.
La miro mal y me dirijo al baño. Al rato estoy lista, así que bajo hasta el jardín, donde se encuentran Charlie y Johnny sentados en el cenador a la sombra. Me siento enfrente de ellos y les miro con mala cara. No estoy de humor para aguantar un sermón.
-          Bien, ya me tenéis aquí. Hablad.
Johnny se aclara la voz antes de empezar su discurso.
-          Lena, si Charlie te ha sacado de la cama es porque queremos hablar contigo. Te hemos dejado tu espacio y hemos dejado que pase una semana, pero no puedes seguir así.
-          Cariño, Johnny me lo ha contado todo, pero necesito oír tu versión. Te has negado a hablar con todos desde que Chris se marchó.
Se me humedecen los ojos con sus palabras.
-          Nos preocupas. Llevas así una semana, y tú no eres así. Por favor, habla con nosotros. – me pide Johnny con una mirada de comprensión.
Se me hace un nudo en la garganta. Suspiro antes de empezar a hablar.
-          Cuando fuiste a buscar a Charlie al aeropuerto, Chris apareció por sorpresa en la casa. No me lo esperaba para nada, fue una auténtica sorpresa. Fuimos hasta Venice Beach, allí cenamos y estuvimos paseando un rato.
-          ¿Le notaste como siempre o estaba diferente? – pregunta Charlie.
-          Estaba raro, como si estuviera nervioso. Se lo noté, pero no sabía por qué. Cuando llegamos a casa fuimos hasta mi habitación, y Chris dijo que tenía que hablar conmigo sobre nuestro futuro juntos. Pensé que iba a dejarme, os juro que por un momento lo pensé, pero cuando se lo dije, él me contó que no tenía pensado hacerlo. Que sabía perfectamente que íbamos a estar en universidades diferentes, pero que le daba igual.
-          ¿Y qué paso? – pregunta Johnny.
-          Se arrodilló y sacó un anillo del bolsillo. Me quedé estática, no esperaba para nada que fuera a pedirme matrimonio. Estaba en estado de shock.
-          ¿Y qué hiciste? – preguntan los dos.
-          Le pregunté si realmente era una broma. Cuando vi que no era así, le dije que no podía estar hablando en serio. Cuando me dijo que estaba esperando una respuesta, le dije que no me casaría con él. Después de eso, se levantó y se largó. Corrí detrás de él hasta el vestíbulo, pero lo único que hizo fue decirme que habíamos terminado. Fin de la historia.
Johnny y Charlie se miran entre sí y después me miran a mí. No saben que decir. Tras unos instantes de silencio, Charlie se atreve a hablar:
-          ¿Y no has sabido nada de él desde entonces?
-          Le he estado llamando y mandando mensajes y correos, pero ni siquiera me contesta. No sé nada de él, donde está, si está vivo o muerto… Nada. Absolutamente nada. Y esta situación me está matando.
-          ¿Pero él sabe por qué le has dicho que no?
-          No, no me dejó darle una explicación. Por eso estoy así. Necesitaba hablar con él para poder explicárselo todo.  Pero como ha decidido ignorarme, que le den. No quiero saber nada más de Christopher Schoomaker en lo que me queda de vida.
Johnny se queda en silencio antes de hablar.
-          Lo que necesitas ahora mismo es desconectar. Necesitas relajarte, y aquí no lo estás consiguiendo. Deberías marcharte unos días y despejar la mente.
-          Pero no quiero volver a Nueva York. Derek e Ethan me agobiarían demasiado, y Greta también.
-          Nat me ha llamado esta mañana para invitarnos a su casa. – dice Charlie de repente.
-          ¿Quieres que vayamos a Washington? – pregunto extrañada. No quiero ir a Washington. Chris vive allí.
-          No, no me refiero a su casa en Washington. – aclara rápidamente ella – Los padres de Nat tienen una casa en los Hamptons, Nat quiere que vayamos allí.
-          No me apetece.
-          Venga Lena, lo pasaremos bien. Serán unos días solo. Y así podremos estar las cuatro juntas. A saber cuándo podremos volver a hacer algo así.
Por una parte Charlie tiene razón. Será una de las últimas veces que podamos estar todas juntas antes de ir a la universidad. Debería ir.
-          De acuerdo, iré.
-          Pues haz las maletas. Nos vamos mañana.
-          ¿No es demasiado pronto?
-          Lena, nos vamos antes de que te arrepientas. Y necesitas desconectar pronto.
Le doy la razón. Necesito irme cuanto antes de aquí.
***
El vuelo ha sido largo, muy largo. Desde Los Ángeles hemos hecho escala en Nashville, y desde allí hasta el JFK. Recogemos las maletas en el hangar y nos dirigimos a la salida, donde suelen esperar los familiares a todos los que llegan.
Para mi sorpresa, Nat ha venido a buscarnos. Distingo su melena rubia en la distancia y sonrío. A medida que nos vamos acercando, veo que lleva un cartel en la mano que pone “Lunatic Williams” y “Crazy Hilton”. Son por detalles como estos por los que considero que Nat es mi mejor amiga. La abrazo nada más verla.
-          ¡Lena! – grita ella cuando me abraza. – Dios, te he echado muchísimo de menos. ¡Charlie! – exclama cuando ve a Charlie, abrazándonos a ambas.
-          ¿Y Penny? – le pregunto cuando nos separamos.
-          Llega esta tarde. Tenía que terminar el papeleo de Stanford antes de venir.
Asiento mientras la seguimos hasta su coche. El BMW blanco vuelve a estar en casa.
-          ¿Cómo lo has traído desde Denver?
-          Digamos que me gusta conducir, y Jerry se ofreció a venir de acompañante… Tenía ganas de hacer un viaje tan largo en coche.
-          ¿Y qué tal la experiencia?
-          No fue mala. La próxima vez vamos a ir hasta California.
Llegamos al coche y metemos nuestras cosas en el maletero. Nat nos tiende gorras de béisbol para no despeinarnos, enciende el aparato de música y arrancamos hacia nuestro destino.
Tras casi dos horas de viaje, llegamos hasta East Hampton. Nat sigue conduciendo, dejando atrás las casas normales, hasta llegar a la verja de una impresionante mansión. Baja del coche, se acerca hasta una especie de interfono y a los pocos segundos se abre la verja. Vuelve a montarse en el coche y conduce a través de un camino que discurre rodeando el jardín por los laterales, sin acercarse a la mansión.
Aparca su coche junto con otros deportivos de alta gama y nos bajamos. Cogemos las maletas del coche y la seguimos a través del jardín. Realmente, el entorno impresiona. Una gran mansión está en el medio de un gran jardín, que tiene pinta de continuar por la parte de atrás de la casa. A la derecha de la casa, a menos de 300 metros, distingo el mar, con la parte de la playa correspondiente.
-          Imaginaba que tu casa iba a ser enorme, pero no me imaginaba que lo iba a ser tanto – exclamo mientras la seguimos caminando.
Nat sigue callada hasta que llegamos a un ala de la casa que parece destinada a los invitados. Y allí, para mi total sorpresa, se encuentra Beth Schoomaker.
-          ¡Charlotte, Lena! Bienvenidas a la mansión Schoomaker. Estoy encantada de que hayáis podido venir. – dice mientras se acerca a nosotras y nos saluda individualmente.
-          Beth, ya sabes que me encanta venir aquí en verano. – dice Charlie impidiéndome hablar. Le dirijo una mirada asesina  a ella y otra a Nat. Cuando estemos a solas tengo que hablar con ellas.
-          ¿Te gusta la casa, Lena? – me pregunta Beth.
-          Es impresionante. Por lo menos desde fuera.
-          También te gustará por dentro. Le diré a Christopher que te lleve de visita. Y bueno, voy a enseñaros vuestras habitaciones. Seguidme, por favor.
Seguimos a Beth por un pasillo, y finalmente se para en una puerta.
-          Charlie, esta será tu habitación. Lena, la tuya es la puerta de la derecha. A tu derecha está la habitación de Nat, y la siguiente puerta va a ser la habitación de Penny. Os dejo para que os acomodéis – se despide sonriendo.
En cuando Beth se aleja lo suficiente, cojo de un brazo a Nat y con el otro a Charlie, y las meto en mi habitación, cerrando la puerta de un portazo.
-          ¿Se puede saber en qué coño estabais pensando cuando se os ocurrió traerme aquí?
Charlie mira a Nat nerviosa, y ella habla.
-          Fue idea de todos.
-          ¿Qué? – les pregunto muy enfadada.
-          Por dios Lena, no te pongas así. Charlie me llamó cuando se enteró de lo de Chris. – empieza a contar Nat.
-          Intenté hablar con él, pero no me cogía el teléfono. – sigue Charlie.
-          Así que me llamó a mí, y como tampoco me cogía el teléfono, le dije a Jerry que lo llamase. – termina Nat.
-          ¿Me estáis diciendo que Jerry también lo sabe? – les pregunto histérica.
Nat se queda callada un momento antes de continuar.
-          Como Chris no quiso contarle nada a Jerry, tuvimos que llamar a Kevin. Y Kevin llamó a Penny para que le ayudase en lo de hablar del tema con Chris. – concluye Nat.
-          Entonces, todo el mundo sabe lo de la preposición.
-          Bueno, todo el mundo no. Chris no se lo ha contado a sus padres, y yo no se lo he contado a tus primos, por lo que tu familia tampoco lo sabe. – me responde Charlie.
-          No sé si eso resulta o no un alivio. – digo resignada.
-          Lena, tenías que habérnoslo contado. Por favor, somos tus amigas. Para lo bueno y para lo malo. Sobre todo para lo malo. – me insiste Nat.
-          No se nos ocurrió una forma mejor para que vinieses a hablar con Chris. – admite Charlie.
-          Charlie, ¿qué parte de “no quiero ver a Christopher Schoomaker en lo que me queda de vida” no entendiste? – le recrimino.
-          Cuando me lo dijiste ya lo habíamos organizado todo. Así que no podíamos echarnos atrás. – cuenta ella.
-          Además, teníais que hablar. Si no conseguíamos que hablaseis ahora, no volveríais a hacerlo en la vida. – sigue Nat.
-          Y hacéis una pareja tan mona. Os queréis, y eso se nota a leguas. – continúa Charlie.
-          Aunque Chris sea un terco de narices y tú una orgullosa – termina Nat.
Las miro otra vez. Vale que hayan organizado esto con la mejor intención del mundo, pero sigo enfadada.
-          Sois unas auténticas petardas – les digo sentándome en la cama.
Las dos corren a abrazarme.
-          ¿Lo ves, tontita, cómo nos lo ibas a agradecer?
-          No me voy a ir porque Beth Schoomaker ya me ha visto. Pero os juro que lo hubiera hecho de saber que íbamos hacia aquí.
Me dirijo hacia mi maleta y la abro, empezando a meter la ropa en el armario de la habitación.
-          Y supongo que Schoomaker no sabe que estoy aquí.
-          Supones bien – me dice Nat.
-          Perfecto – les respondo irónicamente.
-          Venga, ponte un bikini, nos vamos a la piscina. Los chicos están allí.
Nat y Charlie se van de mi habitación y me dejan sola.

Nat P.O.V
Al salir de la habitación de Lena me despido de Charlie y entro en la mía. Voy hasta al armario cuando noto unos brazos que me rodean por detrás. Acerca su boca a mi oreja y me susurra.
-          Hola preciosa.
Me giro y beso a Jerry, para después abrazarlo.
-          Te he echado de menos, pequeña. Aunque hayan sido sólo cinco horas separados.
-          Y yo a ti tonto. Mucho.
Vuelvo a besarlo cuando Jerry para y me mira.
-          ¿Se lo has contado?
-          No he podido. – le digo.
Jerry levanta mi mano izquierda hasta ponerla a nuestra altura.
-          Y tampoco llevas el anillo.
Niego con la cabeza mientras me quito el colgante que llevo. Es una fina cadena de plata de la que está colgada mi anillo. Mi anillo de boda.
-          No puede saberlo todavía. Lo de Chris todavía está reciente. No podemos contárselo a nadie hasta que ella y Chris solucionen sus problemas.
Jerry asiente disgustado, aunque sabe que tengo razón. En cuanto nos graduamos, Jerry se ofreció a acompañarme hasta Washington D.C para que no condujese sola hasta allí. Y me lo pidió. Se arrodilló ante mí en el medio del cañón del Colorado, sujetando el anillo de Claddagh que su padre le había dado a su madre cuando le pidió matrimonio. Acepté sin pensármelo un segundo.
Condujimos hasta Las Vegas y nos casamos en la Capilla del Amor irlandesa, él con su traje verde y yo con un vestido verde, sonando de fondo “Turning page”. Nuestra luna de miel consistió en el viaje de vuelta hasta Washington.
Sólo Kevin y Penny sabían que nos habíamos casado. Por algo habían sido el padrino y la dama de honor de nuestra boda, además de los testigos. El resto no tenían ni idea. Tampoco podíamos contárselo. A alguno de ellos podía escapársele lo de la boda y que Lena o Chris llegasen a enterarse.
-          Odio tener que ocultar esto. Natalie, eres mi mujer, y estoy deseando que lo sepa todo el mundo.
-          Gerald… – le susurro al oído abrazándolo. – Se lo contaré pronto. No sé cuándo, pero pronto. No dudes por un segundo de lo mucho que te quiero.
-          Y yo a ti, señora MacKenzie.
Me besa lentamente antes de separarse y salir de la habitación. Suspiro, y antes de  salir a buscar a Charlie, guardo el colgante en el cajón de mi mesilla.

Lena P.O.V
Termino de deshacer las maletas y me cambio rápidamente. Al poco llaman a mi puerta, abro y son las chicas, que vienen a recogerme.
Caminamos por el pasillo y salimos del edificio. El jardín es precioso, tiene zonas distintas para las actividades. Distingo la zona de la piscina, que queda cerca de aquí. Vamos hacia allí, y a medida que nos vamos acercando, veo a los chicos. Johnny está leyendo una revista, Kevin y Jerry juegan a las cartas y Chris está desaparecido.
Cuando me ven, los chicos sonríen. Kevin y Jerry se levantan a abrazarme.
-          Así que al final has venido, Lena. – me dice Jerry.
-          Si tu novia no me hubiese engañado hasta el último momento, seguramente no me veríais aquí. – le respondo mientras le devuelvo el abrazo.
-          Me alegro de que hayas venido – me abraza Kev.
-          Y yo de veros a los dos. Y decidme, ¿dónde está el imbécil de vuestro amigo?
Kev y Jerry señalan a mi espalda. Me giro y veo a Chris caminando hacia nosotros, aunque no me ha visto. Está demasiado pendiente de una rubia que camina a su lado, la tiene agarrada por la cintura y le susurra algo al oído, por lo que ella se ríe.
De repente, Chris se fija en mí y me mira con una sonrisa de suficiencia. Les miro con cara de culo. Si Chris quiere jugar sucio, entonces yo también lo haré.


No hay comentarios:

Publicar un comentario