El imbécil de mi ex novio suelta a la rubia y se acerca a
nosotros, sonriendo todavía. Dios, como desearía darle un bofetón en toda la
cara ahora mismo. Me mira de arriba abajo antes de hablar:
-
Vaya,
esto sí que es una sorpresa. Cuando los chicos me dijeron que tenían una
sorpresa para mi cumpleaños, no me imaginaba esto.
-
Sorpresa
– le respondo irónica.
Nos miramos desafiantes. La tensión puede cortarse con un
cuchillo. Kevin habla antes de que nos matemos el uno al otro.
-
Y
bien Chris, ¿no vas a presentarnos a tu amiga?
-
Chicos,
ella es Becca Montgomery. Vive en la casa más próxima a la mansión. Nos vemos
todos los veranos.
-
Y
en las vacaciones, Chris – le recuerda ella con voz melosa.
Hago una mueca de fastidio, a lo que Nat se ríe. Becca nos
mira a todas de arriba abajo y habla:
-
Chris,
¿no vas a presentarme a tus amigas? – le pregunta ella.
-
Nat
Weston, Charlie Hilton, Penny Picard y Lena Williams. – dice señalándonos
respectivamente.
-
¿Williams?
¿Cómo Industrias Williams?
-
Exacto.
– le respondo borde. Estoy harta de que la gente sólo se fije en mi apellido y
no en cómo soy.
Becca ignora mi tono y sigue hablando.
-
¿Y
conoces a Christopher desde hace mucho tiempo?
-
Desde
septiembre.
-
Yo
lo conozco de toda la vida, nos conocemos desde que éramos niños. Jugábamos
juntos en verano.
-
Qué
bien – digo sin mucho interés. Estoy deseando salir de aquí.
Johnny acude a mi rescate y empieza a hacerle preguntas a
Becca para que me deje en paz. Nosotras nos vamos de la piscina y caminamos
hacia la zona de la playa. Cuando estamos lo suficientemente lejos, estallo.
-
¿PERO
OS PARECE NORMAL? ¡HACE UNA SEMANA QUE NO NOS VEMOS Y YA TIENE A OTRA!
-
Lena,
tranquila, seguro que no tienen nada – dice Penny para intentar tranquilizarme.
-
Si
no lo tienen, lo tendrán en cuanto Chris se despiste un poco. La muy zorra
parecía una gata en celo – le responde Nat.
Charlie y yo asentimos a la vez.
-
Yo
flipo. En serio. Es gilipollas. – sigo diciendo todavía sin creérmelo mucho.
-
Lena,
los tíos piensan con el pito. ¿Qué esperas? – dice Charlie.
-
¡Es
que es subnormal! ¡Pero subnormal profundo! – grito.
-
Lena,
relájate, sabemos que es imbécil, gilipollas y subnormal, pero si sigues
repitiéndotelo lo único que vas a conseguir es amargarte más – empieza a decir
Penny.
Vale, por muy enfadada que esté ahora mismo, debo reconocer
que Penny tiene razón. No puedo amargarme con esto. Tengo que pensar con
claridad qué es lo que voy a hacer.
-
¿Y
ahora qué se supone que hago? En serio, ¿qué hago? Porque no tengo ni idea de
lo que va a pasar. Es evidente que Chris está con otra, y yo no sé qué coño
hago aquí si lo nuestro se ha acabado.
Las chicas se quedan en silencio, ninguna sabe qué decir o
qué hacer en este momento. Las cuatro nos sentamos en la arena en silencio,
mirando el mar.
De repente, una voz nos sobresalta.
-
¿Qué
pasa aquí? ¿Acaso estáis en un funeral? – pregunta una chica morena a la que no
conozco.
Pero es evidente que mis amigas sí. Las tres se levantan de
la arena y la abrazan. Me levanto y me quedo en un segundo plano.
Cuando termina la efusividad del momento, Nat se tira de mí
hacia ellas con una enorme sonrisa.
-
Lena,
te presento a Monica Mallory, la prima de Chris.
Mona me sonríe amistosa. Es morena, aproximadamente de mi altura
y tiene la piel pálida. Lo único que me confirma el parentesco entre Chris y
ella son sus ojos azules, que también tiene Beth.
-
Sólo
Mona. Monica suena demasiado pijo – dice ella con una sonrisa. Me río con su
comentario, tiene pinta de ser maja.
-
Yo
soy Lena Williams, encantada. – le contesto.
-
Tú
eres la novia de mi primo – dice ella tras darse cuenta de quién soy.
-
Era.
-
No
le hagas caso, se le pasará el berrinche. – elevo las cejas sorprendida – Si
realmente le has dicho que no porque sois muy jóvenes, lo comprendo.
Tiene gracia. Mona me conoce desde hace menos de cinco
minutos y ya me ha calado.
-
Eres
buena en esto de calar a la gente.
-
Soy
observadora, eso es todo. Si realmente no quisieras a mi primo, ya te habrías
marchado de aquí al enterarte de donde estabas en realidad.
En eso debo darle la razón.
-
Tu
hermanastro me ha dicho que eres buena persona. Y me fío del criterio de
Johnny. Si realmente todo lo que ha pasado ha sido tal cual me lo ha contado
Johnny, y con lo que le he conseguido sacar a Chris, creo que mi primo no te
dio la oportunidad de hablar. Así que tenemos que conseguir que habléis.
-
¿Has
pensado en algo? – le pregunta Charlie.
-
Porque
nosotras estamos sin ideas. – termina Penny.
Mona nos mira a todas sorprendida.
-
¿A
ninguna de las cuatro se le ha ocurrido lo de darle celos? – pregunta ella.
-
Eso
ya lo intentamos este año. – le respondo.
-
¿Y
funcionó?
Las cuatro asentimos a la vez.
-
Pensad
en esto como una versión 2.0. ¿A quién utilizasteis la primera vez?
-
A
Christian Valley, el ex novio de Lena. – responde Penny.
-
Necesitamos
a alguien mejor. Es evidente que no podemos utilizar a ninguno de sus amigos,
porque todos están pillados. Tiene que ser otro. Alguien a quien odie
realmente. – empieza a decir ella.
-
Mona,
créeme si te digo que Chris odiaba a Valley. – le respondo.
-
No,
tiene que ser alguien a quien odie más que a Valley. Y se me ocurre el
candidato ideal.
Las cuatro guardamos silencio, expectantes.
-
Necesitamos
a Paul Schoomaker.
Los gritos de las cuatro no se hacen esperar.
-
¡¿Paul?!
¡¿Te has vuelto loca?!
-
¡Paul
es un gilipollas integral! ¡Se dará cuenta enseguida de que es una trampa!
-
¡No
se va a dar cuenta! – grito por encima de todas para que me presten atención.
Las cuatro se giran en mi dirección y me miran.
-
¿A
qué te refieres con lo de que no se va a dar cuenta, Lena? – pregunta Mona
cuidadosamente.
Las miro y procedo a contarles el episodio de la graduación.
-
Conocí
a Paul en la graduación. Empezó a coquetear conmigo, aunque no le seguí el
juego, pero él insistió. Empezó a decir que Chris no era suficiente para mí,
que debía aspirar a alguien mejor. No le dejé continuar con la conversación y
me marché.
-
Es
perfecto. Sencillamente perfecto – empieza a decir Nat.
-
Si
realmente le gustas a Paul, esto va a funcionar. – dice Charlie.
-
¿Y
eso por qué? – pregunto.
-
Lena,
sabes de sobra que Chris es muy competitivo. – dice Penny.
-
Ajá.
– asiento, aunque no logro comprender del todo la situación.
-
Pero
lo que no sabes es que la persona con la que peor se lleva Chris en este mundo
es con Paul Schoomaker. Paul está celoso de Chris porque él heredará el imperio
Schoomaker. Desde niños se han llevado mal. Chris era el nieto favorito de Trip
Schoomaker, y Charles su hijo favorito.
Le indico un gesto a Mona que siga.
-
Peter
Schoomaker siempre hizo lo que le dio la gana, fue un chaval problemático,
nunca quiso formar parte de la empresa y se largó a un campamento hippie cuando
tenía dieciocho años. Allí conoció a Carrie, se casaron y ella se quedó
embarazada de Paul. Vivieron allí unos cuantos años hasta que se les acabó el
dinero, y tuvieron que volver con los Schoomaker.
-
El
retorno del hijo pródigo, o así lo titularon en las revistas de la época. –
añade Nat.
-
Paul
tenía nueve años cuando pasó todo esto, y se sintió fuera de lugar siempre. No
se había criado en ese ambiente de clase alta, y Polly y Trip consideraban a
Chris como su único nieto hasta la llegada de Paul. Aunque lo tratan con mucho
cariño, es evidente que Chris es su favorito. – termina de explicar Mona.
-
Y
es evidente que Paul le tiene una envidia tremenda. – concluye Charlie.
-
Paul
quiere todo lo que tiene Chris. Y estás en su lista. Para nuestra suerte – dice
Mona.
-
Entonces,
¿sugieres que empiece a coquetear con Paul para darle celos a Chris? – pregunto
yo.
-
Exacto.
– contesta Nat con una sonrisa malvada.
-
No
lo aguantará. – añade Charlie.
-
Si
no se acerca a ti entonces es que mi primo es subnormal. – concluye Mona.
-
Pues
manos a la obra. La operación Schoomaker comienza. – anuncio yo para el deleite
de todas.
***
Horas después, nos marchamos a nuestras habitaciones para
arreglarnos para la cena. Cuando termino, entro en la habitación de Nat para
hablar con ella. Durante todo el día he notado que está algo rara, pero no
tengo ni idea del porqué.
Ella se está peinando frente al espejo, y cuando me ve
sonríe. Me siento en la cama y empiezo a hablar con voz suave.
-
¿Pasa
algo, Lena?
-
Tengo
que hablar contigo.
-
Cuéntame.
Soy toda oídos.
-
Sé
que me estás ocultando algo.
Nat para de repente y se gira para mirarme.
-
Lena,
no pasa nada. No te estoy ocultando nada.
-
Natalie…
Llevas todo el día con algo raro entre manos. Y no me digas que me estoy
imaginando cosas. Sé que te pasa algo. Eres mi mejor amiga, noto cuando ocurre
algo.
Nat suspira y se dirige hacia su mesilla. Abre el cajón y
saca algo de allí. Lo guarda en la mano, y cuando se sienta enfrente de mí, me
lo enseña. Es una cadena de plata fina, que no tendría nada de especial de no
ser porque lleva un anillo colgando.
La miro sorprendida, y alterno la mirada del anillo a su
cara.
-
Pensaba
contártelo más adelante. No me parecía adecuado contártelo después de lo de la
proposición.
-
Pero,
pero… Es maravilloso. – le digo cuando la abrazo. – ¿Cuándo te has casado?
-
Hace
casi tres semanas. Por eso volvimos juntos de Colorado. Fue la luna de miel.
-
¿Y
cómo te lo propuso?
-
Fuimos
hasta el Gran Cañón. Jerry dijo que era la última vez que lo iba a ver en mucho
tiempo, así que me convenció para ir hasta allí. Cuando estábamos allí, se
arrodilló y me lo pidió.
Miro el anillo. Es precioso. Es un corazón con una corona
encima, y dos manos que lo sujetan.
-
Es
el anillo de Claddagh que le regaló Gerry MacKenzie a Rose cuando le pidió matrimonio.
-
Es
precioso Nat, en serio.
-
Nos
casamos en Las Vegas. Sé que suena a chiché, pero fue muy romántico. Sólo
nosotros dos, y los testigos. Sólo pudimos llamar a Penny y Kev. El resto
teníais vuestros propios problemas
-
Tenías
que habérmelo contado.
-
Y
lo iba a hacer. Pero más adelante. Ni siquiera lo saben mis padres.
-
¿Tus
padres no lo saben?
-
Es
mejor que no lo sepan por ahora. No lo van a aceptar.
-
Sois
demasiado jóvenes.
-
Lo
sé.
-
Y
va a ser duro estar separados.
-
Jerry
ha decidido no estudiar en Chicago. Prefiere venir conmigo a Columbia para no
separarnos.
-
Eso
está bien, pero creo que os habéis precipitado. Aun sois muy jóvenes, y si
realmente os queréis, deberíais haber esperado un poco más para dar este paso.
Nat se sienta a mi lado y suspira antes de hablar.
-
Sé
que será difícil. Tenemos dieciocho años, aún estamos empezando nuestras vidas
como adultos y tenemos toda la vida por delante. Pero créeme si te digo que no
me arrepiento de haberme casado. Cuando encuentras a esa persona con la que quieres
pasar el resto de tu vida, lo demás no importa en absoluto. Jerry es esa
persona, estoy muy segura de ello, y quiero pasar el resto de mi vida con él.
Cuando me quedé embarazada, Jerry me dijo que nos casaríamos en cuanto nos
graduáramos. Sé que me quiere, pero en ese momento pensé que lo hacía por el
bebé. Pero aborté, y Jerry me lo pidió de todas formas. Sé que las cosas
deberían haber sido diferentes, pero me encanta el resultado de todo. Ahora
mismo soy feliz, y eso es lo que importa.
La miro en silencio, dejándola continuar.
-
Y
voy a darte un consejo. Si estás enamorada de Chris, házselo saber. Explícale
que le has dicho que no por el tema de que sois muy jóvenes, pero dile que lo
quieres. Si quieres pasar el resto de tu vida con él, díselo. Certezas como esa
sólo se tienen una vez en la vida, no dejes pasar esta.
La abrazo en silencio.
-
Gracias
por tu consejo.
-
Para
algo están las mejores amigas – me contesta devolviéndome el abrazo.
***
La hora de la cena llega enseguida. Después de una ducha, me cambio
y me pongo mi vestido de verano favorito, uno blanco con flores y sandalias
planas. Charlie pasa a recogerme a la habitación para guiarme por los pasillos
de la mansión. Al terminar un gran pasillo, abrimos una puerta que da a una
especie de comedor.
Las paredes del comedor estaban totalmente hechas de cristal,
haciendo la forma de un cenador. Había una mesa de madera grande en el medio de
la habitación como para doce personas, rodeada de sillas de madera. La
habitación estaba decorada en estilo rústico, resultaba bastante acogedora y
hacía contraste con la pared de cristal.
-
¡Por
fin aparecéis! – exclama Nat cuando Charlie y yo aparecemos por la puerta.
Somos las últimas en llegar. Nat está sentada en uno de los
lados de la mesa junto con Jerry, Penny y Kev. Al lado de Kevin, está una de
las cabeceras de la mesa, se sienta Paul Schoomaker. En la cabecera contraria
está Chris, y a su lado se sienta Becca. Los únicos asientos que quedan libres
son uno que está al lado de Becca y otro al lado de Paul, ya que Mona y Charlie
ocupan los dos del medio. Pienso en lo que me han dicho las chicas por la
mañana, y me decido a ejecutar el plan. Me siento al lado de Paul, que sonríe
de satisfacción al verme.
-
Vaya,
vaya. Esto sí que no lo esperaba. Lena Williams sentándose a mi lado en la
cena.
-
Si
la compañía es interesante… – le digo con suavidad. Paul vuelve a sonreír.
-
Supongo
que las cosas han cambiado desde tu graduación, ¿me equivoco?
-
Digamos
que antes de la graduación era yo la que estaba equivocada.
Paul baraja el significado de mis palabras, y vuelve a
hablar.
-
Entonces
ahora nos entendemos bien. Y dime Lena, ¿qué haces por aquí si ya no tienes
nada con mi primo?
-
¿Quién
se niega a aceptar unas vacaciones gratis? Sobre todo siendo aquí.
-
Espero
que estés disfrutando.
-
He
llegado hoy, ni siquiera me ha dado tiempo a ver la mansión.
-
Si
quieres, yo puedo enseñártela.
Paul me sonríe y yo desvío la mirada, sonriendo. Me fijo en
que Chris ha dejado de coquetear con Becca y nos mira con cara de odio. Lo ha
oído. Decido ignorarlo y le contesto a Paul:
-
Estaré
encantada de verla contigo.
-
Me
alegra oír eso.
Le sonrío de nuevo. Paul se acerca un poco más a mí y vuelve
a hablarme:
-
Y
dime Lena, ¿qué vas a hacer en septiembre?
-
Iré
a Yale a estudiar arquitectura.
-
Interesante.
Entonces podrás apreciar mejor los detalles de la casa.
-
¿Y
tú a qué te dedicas?
-
Estoy
estudiando derecho en Brown. Harvard es demasiado pijo para mí.
Chris resopla. Esto se pone interesante.
-
¿Y
qué quieres hacer cuando te gradúes?
-
Supongo
que trabajaré para la empresa, no lo sé todavía. También me gustaría tomarme un
año sabático, viajar por el extranjero… No lo sé. Pero primero terminaré esto.
La cena continúa con tranquilidad, o al menos por mi zona de
la mesa. Sigo hablando con Paul durante toda la cena, mientras que Chris
permanece callado y retraído, aunque lo ignoro.
Después, Paul me lleva de visita por la mansión. La casa
tiene forma de U, y la zona donde estamos nosotros es uno de los picos de la U,
el ala de invitados. En la planta baja están el comedor principal, el antiguo
salón de baile (ahora cerrado), las cocinas principales de la casa, un gran
salón con vistas a todo el jardín, el comedor donde habíamos cenado (que Paul
llamó el comedor de verano), pequeñas salitas de estar, un gimnasio, una sala
de música y una sala de cine con quince butacas.
En el vestíbulo había una gran escalinata que comunica con la
planta de arriba, donde están las habitaciones de la familia, la zona de los
invitados y algunas salas. El salón de la planta baja daba a una terraza, y de
esa terraza salían unas escaleras que comunicaban con el jardín, donde estaba
la piscina.
Parte de las habitaciones de la casa están cerradas.
Antiguamente, cuando en la mansión vivían los tatarabuelos de los Schoomaker,
toda la mansión estaba habilitada. En el sótano se encontraba la cocina y el
comedor de los sirvientes, y ellos vivían en la buhardilla. Actualmente, los
sirvientes de la casa vivían en el pico de la U contrario al ala de invitados.
El sótano se había clausurado, y en la buhardilla sólo se guardaban trastos,
aunque las habitaciones de los antiguos sirvientes seguían allí, abandonadas.
Paul me había contado que todavía existían las escaleras de
servicio que comunican la zona de servicio con la mansión, pero están
escondidas, y no es fácil encontrar las puertas secretas.
La biblioteca es la habitación más impresionante de la casa.
Los dos pisos de la mansión se unen ahí. La parte de abajo está decorada con
sillones y sofás, además de alguna mesa con sillas alrededor. En la parte de
arriba sólo hay una barandilla que rodea todas las estanterías, y que comunica
con la parte de abajo con una escalera.
Después de todo el recorrido, Paul me deja en mi habitación.
-
Supongo
que esto es todo por hoy.
Se acerca más a mí y hace ademán de besarme, pero le aparto
la cara.
-
Todavía
es muy pronto, Paul – le digo.
Se aparta y suspira.
-
No
tardarás en pedirme que lo haga. Buenas noches, Helena. – dice marchándose.
Entro en la habitación y me tiro sobre la cama. Hoy ha sido
un día muy largo.
De repente, oigo golpes en mi puerta. Extrañada, me levanto y
abro la puerta. Lo que menos esperaba encontrarme en este momento es a un Chris
furioso.
-
¿Se
puede saber qué coño hacías con mi primo? – pregunta entrando en la habitación
y cerrando la puerta tras él.
-
No
creo que te importe mucho lo que haga o no haga con tu primo. – le respondo con
indiferencia mientras abro el armario para no verle.
-
Te
equivocas, Williams. – dice él cerrando la puerta del armario y colocándose
frente a mí.
-
No
te tiene que importar. Es mi vida y hago lo que me da la gana. – le respondo
cabreada.
-
Estás
siendo infantil. – dice él moderando la voz.
-
¡¿Infantil?!
¿Yo? Te recuerdo que te largaste y me dijiste que habíamos terminado, sin
dejarme darte ninguna explicación. Llego aquí para arreglarlo todo y te
encuentro tonteando con una Barbie unineuronal cuando sólo ha pasado una semana
desde que me has pedido matrimonio. Dime, ¿quién es el infantil aquí? – le
recrimino yo mientras él pone un gesto de sorpresa con mis palabras.
Chris se queda callado, pero me vuelve a mirar fijamente,
sigue enfadado.
-
No
quiero que estés con Paul.
-
Pues
me da igual lo que quieras o no. Sinceramente, ya no es asunto tuyo.
Chris me vuelve a mirar dolido, se gira y sale de la
habitación dando un portazo. Genial, lo que me faltaba.