Johnny P.O.V
Nunca, jamás de los jamases, pensé
que organizar una boda iba a ser algo tan complicado.
-
Charlie, por dios, no creo que sea tan difícil lo de
hacer la lista de invitados. – le digo mientras dejo sobre la cama los dos
folios con los nombres de los posibles invitados.
-
¡¿QUE NO ES COMPLICADO?!
A todo el lío de la organización,
hay que añadirle que Charlie se ha convertido en Terminator. Y da miedo. Mucho
miedo.
-
Char, hacemos una boda íntima y punto. Nos vamos a Las
Vegas y que nos case Elvis. – le sugiero intentando bromear.
Charlie me mira mal, muy mal. Vale,
no le ha gustado la broma.
-
Nunca, en tu vida, vuelvas a sugerir eso.
-
Pero estarás de acuerdo conmigo que ir a Las Vegas es
mucho más fácil que conseguir un lugar para el banquete en San Francisco en
pleno mes de Diciembre.
-
Si quieres una boda navideña, será este año. No pienso
esperar todo un año para casarme. Además, tú fuiste el que insististe en lo de
la boda navideña, así que no te quejes.
-
Reconoce que va a quedar mucho más bonito en las
fotos. ¿Te imaginas lo bonito que será tener un árbol en todas las fotos?
Charlie vuelve a ponerse en plan
Terminator. Vale, no le ha gustado lo del árbol.
-
Johnny, cariño, ¿qué tienes en contra de una boda
hippie en la playa? – pregunta ella con voz melosa.
-
No quiero una boda hippie. Y punto.
Vale, puede que yo tenga algo de
culpa con todos los líos que estamos teniendo para encontrar un sitio para la
boda. Pero nos pusimos de acuerdo en que yo elegía la fecha y Charlie la ciudad
donde nos casaríamos. Que ambas cosas sean incompatibles a dos meses de la boda
no es culpa nuestra.
-
Pero va a quedar precioso en las fotos – dice ella con
un tono de ironía.
-
Venga, no te preocupes, encontraremos el sitio
perfecto. Lo de la ceremonia ya está, ¿no?
-
Sí, eso está solucionado. Mi madre ya ha hablado con
el Pastor Collins y dice que no hay problema con la fecha para casarnos en
Grace Cathedral.
-
Pues si tenemos la iglesia, ya es un problema menos.
Ya verás cómo encontramos un lugar a tiempo. – digo mientras me pongo a su lado
y la abrazo. – Tengo plena confianza en Belle Hilton.
Belle, la madre de Charlie, nos
está ayudando mucho con lo de la boda, ya que nosotros desde Nueva York estamos
más limitados para organizarla.
-
Me está agobiando ya, y eso que está en la otra punta
del país. ¿Te lo puedes creer? No para de insistirme con lo del tema de las
damas de honor. Quiere que vayan mis primas Brianna y Bethany.
-
¿Las gemelas pesadas pelirrojas?
-
Las gemelas pesadas pelirrojas. Ya me han llamado como
cinco veces cada una, me imagino que para preguntarme si pueden ser las damas
de honor. Pero no les quiero coger el teléfono. Son imbéciles.
-
¿Pero no has elegido ya quienes quieres que sean tus
damas de honor?
-
Voy a decírselo a Nat y a Lena. Y me gustaría
pedírselo a Penny.
Pongo cara de incredulidad, por lo
que Charlie se dispone a responderme enseguida.
-
No pongas esa cara. Fue mi mejor amiga durante
demasiados años como para ignorarlo. Quiero que esté en la boda.
-
Como quieras Char. Es tu decisión.
-
Tengo que llamarla para contárselo. Espero que le haga
ilusión la noticia.
-
Seguro que sí Char. Ser dama de honor siempre os hace
ilusión a las chicas, ¿no?
Charlie me da un puñetazo suave en
un brazo, y gimo.
-
Idiota.
-
Venga Char, era una broma. – le digo haciendo el gesto
de paz. Charlie sonríe y me da un beso en el hombro.
-
¿Y tú qué? ¿Ya has elegido quien quieres que te
acompañe al altar? – pregunta acomodándose en mi regazo.
-
Quiero pedírselo a Lily.
-
¡Eso es genial, John! Le va a hacer mucha ilusión, ya
lo verás.
-
Eso espero. Quiero pedírselo hoy, cuando vengan a
buscar a Joey.
-
¿No vas a buscarlos al aeropuerto?
-
Va a ir Lena con Chris al JFK. Tenemos un rato para
estar solos – le digo acariciándole la pierna.
Charlie se gira para quedar a
horcajadas encima de mí y empieza a besarme. Pasa los brazos alrededor de mi
cuello y profundiza el beso. Meto las manos por debajo de la camiseta y subo
hacia arriba, pero antes de que pueda continuar, la voz de pito de Joey nos
interrumpe al otro lado de la puerta.
-
¡Johnny! – grita dando golpes en la puerta – ¡Quiero
merendar!
Charlie suelta una carcajada y me
besa suavemente.
-
Creo que vamos a tener que dejarlo para después – me
dice acariciándome el pelo.
-
De acuerdo – le digo antes de besarla rápidamente y
quitarla de mi regazo suavemente.
-
Voy a llamar a Penny. Creo que debo hablar con ella.
Penny P.O.V
El DVD vuelve a estar estropeado. Otra vez. Me dan ganas de
darle un golpe, pero me contengo. “Bienvenue
chez les Ch'tis” tendrá que esperar para otro día. Exasperada, vuelvo al sofá y
hago zapping en busca de algo interesante para ver.
Owen sale de la cocina de nuestro
apartamento con dos tazas de chocolate caliente y me entrega una cuando se
sienta a mi lado.
-
¿Vuelve a estar estropeado el DVD?
-
Ajá – le contesto, abrazándome a él mientras vemos un
programa sobre talentos musicales.
Sin duda, Owen es lo mejor que me ha pasado
desde que llegué a París hace ya cuatro años. Al principio me encontraba
perdida. Ciudad diferente, idioma diferente… Fue un gran cambio. Y en medio de
todo ese cambio, apareció él, un estudiante inglés tan perdido o más que yo,
con una gran sonrisa y unas ganas tremendas de comerse el mundo.
Desde el principio hubo química. Mucha
química. Pero yo no estaba preparada en ese momento para tener una relación, ni
siquiera un chico para una noche. Lo de Kevin había sido demasiado doloroso, y
todavía era un hecho reciente.
Pero pasaron los meses. Tuve noticias de
todos mis amigos, pero ninguna de Kevin. Por lo menos a través de él. Ningún
correo, ninguna llamada. Nada. Yo también era culpable de la situación. Pero
era demasiado cobarde como para sentarme frente el ordenador y escribirle un
correo, o simplemente pulsar una tecla en mi teléfono y llamarlo, como deseaba
desde hacía meses. Le había dejado yo. Me merecía todo ese silencio.
Y estaba Owen. Owen, quien venía a buscarme
todos los días a mi apartamento para desayunar de camino a la Universidad.
Owen, con quien fui a visitar todos y cada uno de los monumentos que tenía
ganas de ver en París. Owen, que me consoló cuando la tristeza me invadía por
completo y sólo podía llorar.
Owen fue mi pilar durante esos primeros
meses. Y, pasada la tristeza inicial de esos primeros meses, consiguió seguir
siendo mi pilar en París. Fue inevitable lo de acabar saliendo juntos. Mi mejor
amiga en París, Emma, no dejaba de decirme que le diese una oportunidad. Que
Owen se la merecía.
Y no me equivoqué. Owen no había dejado de
preocuparse por mí y de cuidarme desde que empezamos a salir hace tres años.
Un sonido estridente
interrumpe nuestro momento de calma. Owen me mira y me indica con la mirada que
es mi teléfono. Es raro. No suelen llamarme a las once de la noche un martes.
Mi sorpresa es mayúscula cuando veo el
nombre que aparece en la pantalla. Owen se percata de mi expresión y contesto
rápido para tranquilizarle:
-
Tranquilo, es Charlie.
Contesto el teléfono.
-
¿Penny? ¿Penny, estás ahí?
-
Tranquila Charlie, soy yo.
-
Menos mal. Te he intentado llamar dos veces porque se cortaba
la línea.
-
Pasa a veces, no te preocupes.
-
¿Te he despertado? Si es así lo siento, dejaremos la llamada
para otro día. – me asegura ella con un ligero tono de preocupación en su voz.
Estoy cansada, pero tengo muchas ganas de
hablar con ella.
-
No, no, no lo has hecho. Estaba viendo la televisión con
Owen.
Entro en la habitación que comparto con Owen
y me siento en la cama, que está enfrente del ventanal. Las vistas al
Montmaitre son espectaculares desde aquí.
-
¡Qué alivio! Por un momento pensé que estaríais haciendo
bebés o algo así.
Suelto una carcajada enseguida. Charlie es
la típica persona con la que no hablas en meses, pero cuando lo haces parece
que has hablado con ella el día anterior.
-
Escucha Penny, tengo que contarte algo. – me dice en cuanto
paro de reír.
-
Dispara Char. Soy toda oídos. – le aseguro.
-
Me voy a casar. – añade ella tras unos segundos de silencio.
Suelto un grito de excitación.
-
¡En serio! ¡Dios Charlie, eso es genial! – digo tras oír las
carcajadas de Charlie al otro lado de la línea – Espera, ¿cuándo te lo ha pedido
Johnny?
-
El viernes pasado. Fue precioso.
-
Te creo Char. Seguro que fue muy romántico. ¿Y para cuándo la
boda?
-
De eso quería hablarte. La boda es el 8 de Diciembre, en San
Francisco. Y me gustaría que tú estuvieras allí. En calidad de dama de honor,
claro.
Reconsidero su propuesta durante breves
segundos.
-
Sé que resulta un poco raro, poque hace mucho tiempo que no
nos vemos, pero me haría muchísima ilusión tenerte allí ese día. Eres mi amiga,
y quiero que estés en el día de mi boda.
-
Char, por supuesto que voy a estar allí. No lo dudes.
Oigo el grito de entusiasmo de Char al otro
lado de la línea y suelto una carcajada. Echaba de menos hablar con Charlie.
Demasiado.
-
Me alegro de oírlo. Ya te comentaré los detalles de los
vestidos, pero me imagino que iréis de color rojo.
-
¿Boda navideña?
Oigo el gruñido que suelta Charlie desde el
otro lado de la línea y sonrío. Lo que me imaginaba. Charlie detesta la idea de
tener una boda navideña.
-
Johnny insistió. Yo elegía el sitio y él la fecha. Se empeña
en hacer una boda navideña.
-
Vamos Char, lo de la ambientación navideña quedará muy bonito
en las fotos.
-
Johnny dijo exactamente lo mismo, parece que tenéis una
conexión telepática o algo así.
-
Johnny tiene razón con lo de las fotos. Va a ser una boda
preciosa.
-
Y tú estarás allí para verla. Por cierto, ¿va a venir Owen?
Lo digo por lo de incluirlo en la lista.
-
Hablaré con él y te mando la respuesta lo antes posible.
-
De acuerdo Penny. Confío en tu palabra. Me encantaría seguir
hablando contigo un rato más, pero con la diferencia horaria, te voy a quitar
horas de sueño.
-
No te preocupes por eso, Char. Pero prométeme que hablaremos
por Skype un día de estos.
-
Prometido.
-
Pues entonces hasta la próxima llamada. Dale un beso a Owen
de mi parte.
-
Lo haré.
Ambas colgamos casi a la vez.
Owen entra en la habitación, expectante por
mi reacción.
-
Charlie acaba de invitarnos a su boda.
-
¿Estás contenta? – dice mientras se sienta a mi lado.
-
Sí. Tengo muchas ganas de ir a la boda. Quiero que conozcas a
mis amigos.
-
Sabes que será un placer. Tengo ganas de conocerlos a todos. Iré
a la boda contigo.
-
Gracias.
Me abraza, y permanecemos unos minutos así.
Por unos instantes, reflexiono acerca de lo
que acaba de pasar. Me muero de ganas de ver a Charlie. Y de ser testigo de su
boda, de ver cómo se casa con el amor de su vida… Aunque sé que eso implica
volver a ver a Kevin.
Y no sé si estoy preparada para ello. Porque
ahora mismo, Owen no es la persona a la que me gustaría estar abrazando.
Johnny P.O.V
Camino llevando a Lily del brazo por la
Quinta Avenida. Hemos ido a tomar un cóctel a un local que conocía ella, y
ahora volvemos al apartamento de Lena para recoger a Joey. Mi padre y ella se
marchan de nuevo a Los Ángeles en tres horas.
-
Johnny, te veo cara de preocupación.
-
No es nada Lily, no te preocupes.
-
Cariño, desde que te conozco, sé que si pones esa cara es que
te pasa algo. ¿Te preocupa algo?
-
Lo típico, lo de la boda.
-
¿No estás seguro con lo de la boda?
-
No, claro que estoy seguro. No es eso.
-
Entonces, ¿qué te preocupa? Ya sabes que puedes contarme lo
que sea.
Me mira de una manera muy cariñosa. Me
recuerda a la manera en la que me miraba mi madre. Desde que se casó con mi
padre, me ha tratado como a un hijo más, y eso se lo agradezco.
-
Últimamente he estado pensando mucho en la boda. Y también he
estado pensando a menudo en mi madre. Supongo que sabes que ella murió cuando
yo tenía seis años.
Ella asiente en silencio, animándome a
continuar.
-
Pienso en ella porque me pregunto cómo se sentiría con todo
esto. Ya sabes, lo de que me case siendo tan joven y todo eso.
-
No creo que estuviese preocupada por el hecho de que te cases
a tu edad.
-
Sigo teniendo mis dudas.
-
Escúchame Johnny, sólo te lo voy a preguntar una vez, y no
creo que vuelva a hacerlo más. ¿Estás completamente seguro de querer casarte
con Charlie?
-
Completamente.
-
Entonces, no veo de qué tienes que preocuparte.
-
¿Tú crees?
-
Creo que tu madre está orgullosa de ti allá donde se
encuentre. Igual que yo.
-
Gracias Lily.
Me da un apretón cariñoso en el brazo.
-
Lily, tú sabes que eres importante para mí.
-
Lo sé. Y también sé que para mí, tú eres un hijo más. Siempre
lo serás. Puede que no sea tu madre biológica, pero te quiero.
-
Lily, tú eres lo más parecido a una figura materna que haya
tenido nunca. Y por eso, me gustaría mucho que me acompañases al altar el día
de la boda.
Lily me mira sorprendida, pero, de repente,
me abraza con todas sus fuerzas y se pone a llorar. Le devuelvo el abrazo y
permanecemos unos minutos así.
-
Por supuesto que me encantaría acompañarte al altar, John.
Será un placer.
-
Gracias Lily.
Y, por primera vez en muchos años, siento
que vuelvo a tener una madre.
Lena P.O.V
Abro la puerta y entro con Chris en mi casa.
Para mi sorpresa, está en absoluto silencio.
-
¿Crees que está todo el mundo durmiendo? – me pregunta él
susurrando.
-
Negativo – le respondo señalando la puerta entreabierta del
salón, con luz en el interior. – Debe ser mi padre, estará leyendo. Voy a darle
las buenas noches.
-
Te espero en tu habitación.
Chris sube las escaleras y yo dirijo mis
pasos hacia el salón. Mi padre está en su sitio habitual, un sillón que está
orientado hacia la terraza. Está mirando un álbum de fotos antiguo.
Me acerco hasta él y me siento en uno de los
brazos del sillón. Me sorprendo al ver que mi padre está mirando fotos de mi
madre, de cuando ambos se conocieron. Mi madre está preciosa en esa foto. Sale
bailando con mi padre.
-
Esta fue la primera foto que me sacaron con tu madre. Fue el
día que nos conocimos, en la exposición de pintura de una amiga suya. Estuvimos
hablando durante horas, y cuando me dijo que le encantaba bailar, la llevé a la
discoteca de moda en esa época. La foto la sacaron unos fotógrafos de Page Six.
Salió en el periódico al día siguiente en portada.
-
¿Cómo es que la tienes tú?
-
Se la pedí a la redacción del periódico dos días después y se
la regalé a tu madre. Se ve que la guardó aquí. No la había vuelto a ver desde
entonces.
-
¿La echas de menos?
-
Cada día. Me arrepiento tanto de lo que le hice. No sabes cuánto,
Lena, no te haces idea de cuánto me arrepiento de lo que hice.
-
¿Y por qué no volviste a por ella?
-
Quise hacerlo, pedirle otra oportunidad. Eso fue en las
navidades, cuando ya estaba con Joe. No me atreví a decírselo. Por primera vez
en años la veía feliz. Tan feliz como lo había sido conmigo hace ya tantos
años. No quise estropear eso.
Le abrazo desde mi posición, y él descansa
la cabeza en mi hombro.
-
Han pasado casi cinco años, papá. Tienes que rehacer tu vida.
Tienes que superarlo.
-
Lo sé, lo sé. Pero sé que nunca encontraré a alguien como
ella. Lily es la mujer de mi vida, y lo seguirá siendo.
Permanecemos unos minutos en silencio.
-
Lena, quiero darte un consejo. Escúchame bien, porque hablo
desde la experiencia.
-
Te escucho, papá.
-
¿Estás segura de que Christopher es el hombre de tu vida? ¿La
persona con la que quieres pasar el resto de tu vida?
-
Claro que sí – le contesto, completamente segura de mis
palabras.
-
Cariño, entonces no lo dejes escapar. No hagas lo que hice
yo. Si de verdad lo quieres, y estás tan segura de ello, no lo hagas.
-
Y no lo haré papá – le digo, todavía abrazándolo.
Permanecemos unos minutos más así, hasta que
se suelta de mi abrazo.
-
Anda, vete a dormir. Tienes a tu chico esperándote arriba.
-
¿No subes?
-
Dentro de un rato. Quiero quedarme un poco más aquí viendo
estas fotos. Hace siglos que no las veía.
Le doy un beso en la mejilla y emprendo mi
camino hacia arriba. Mientras subo las escaleras, una idea se cruza en mi
pensamiento, y no tengo reparos en llevarla a cabo.
En vez de ir directa a mi habitación, voy a
la de invitados, donde duerme Chris, y cojo la maleta en la que ha traído sus
cosas. La llevo hasta mi habitación, cierro de un portazo y la coloco delante
de él, que me mira claramente sorprendido.
-
Lena, ¿ qué
haces con mi maleta?
-
Escúchame. Si te vas a quedar aquí, duermes conmigo. No
quiero que duermas en otra habitación. Si estamos juntos, dormimos juntos.
-
¿Y qué crees que va a opinar tu padre de esto?
-
Acaba de darme su bendición, así que no creo que le importe
demasiado.
Chris se levanta y me abraza antes de
besarme.
-
En ese caso, no creo que debamos desaprovechar la
oportunidad.
Vuelve a besarme, y yo ya estoy perdida otra
vez.
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