miércoles, 30 de noviembre de 2011
Capítulo 18: Explicaciones
A la mañana siguiente, me desperté con un dolor de cabeza insoportable. Miré para ver si las chicas seguían dormidas, y así era. Decidí meterme en la ducha, y al salir del baño, vi que poco a poco se habían ido despertando. Me ofrecí para bajar al salón común de las chicas a por cafés y bollos, ya que a ellas no les apetecía bajar a desayunar a esas horas.
Cuando volví a la habitación con tres cappuccinos y un chocolate para Nat, junto con una caja de galletas de chocolate y bollitos de crema y avellana, ellas ya estaban sentadas en el sofá de nuestra habitación, reservándome un sitio.
- Bueno, ahora que Lena está aquí, ya podéis empezar con la ronda de preguntas.
- ¿Cuándo te enteraste Nat? – le preguntó Charlie.
- Hace unos dos días, porque me había sentado mal la comida, y fui al baño a vomitar. Eso no tenía casi importancia, pero al mirar el calendario, me di cuenta de que tendría que haber tenido la regla hacía unos días.
- ¿Y dónde conseguiste el test?
- Blondie Fox tiene como docenas en su habitación.
- ¿Blondie Fox sabe lo de tu embarazo?
- ¡No! ¡Claro que no! Me colé en su habitación cuando no estaba.
- Nat, ¿vas a tener al bebé? – le pregunté sin más rodeos.
- Claro que sí Lena. Mi bebé se hizo con amor, y ahora mismo es mi opción de futuro. Mi carrera como modelo no está clara.
Y eso era verdad. Aunque Nat fuera guapa y su mayor sueño fuese ser modelo, su madre, la famosa ex modelo Anne Daniels, se oponía rotundamente a esa idea. Todas sabíamos que eso era porque Nat era mucho más guapa de lo que fue Anne en su día, y Anne no podía soportar eso. Por eso Nat había sido rechazada en todos los castings a los que se había presentado.
- Nat, sólo tienes diecisiete años.
- ¿Y qué? En mayo cumpliré los dieciocho, que será cuando pienso decírselo a mis padres. Para cuando eso ocurra, yo estaré de cinco meses, y ella no podrá hacerme abortar.
- Tienes toda tu vida por delante. Un bebé no te dejará ir a la Universidad.
Ahí habíamos tocado su fibra sensible. Una de las ilusiones de Nat era asistir a la Universidad de Columbia.
- Lo importante ahora es el bebé. Tengo demasiados años por delante para ir a la Universidad.
- ¿Y el padre qué? ¿No tiene opinión?
- Ni siquiera se lo he contado.
- ¿Quién es el padre de tu bebé, Nat?
- Jerry.
- ¡¿JERRY?! – gritamos todas a la vez.
- ¿Cómo, cuándo? – preguntó Charlie todavía en estado de shock.
- En la fiesta de Joe Morrison.
Flashback. Nat P.O.V
- Jerry, la cabeza me da vueltas. Creo que he tomado demasiado champagne esta noche.
- ¿Te sientes mal, Nat?
- Sólo me gustaría salir de este ruido. – le dije.
- Creo que conozco un sitio tranquilo.
Tomé a Jerry de la mano, y me guió hasta el piso de arriba de la casa. Las habitaciones de abajo estaban ocupadas, ya que había visto entrar a Chris y a Lena en una, y a Johnny y Charlie en otra. Ojalá ellas tuvieran suerte esa noche. Porque yo con Jerry, nada.
Jerry y yo llegamos a una habitación vacía en la que había una cama de matrimonio y un armario, y supuse que sería una habitación de invitados. Me senté en la cama mientras me sacaba los tacones.
- ¿Te sientes mejor, Natalie?
- Mucho mejor Jerry. Muchas gracias por traerme aquí.
- No hay de qué. Me encanta rescatar a las chicas guapas en apuros.
Sonreí inconscientemente. Me encantaban esos pequeños detalles de Jerry, la persona menos romántica que había visto nunca.
- Hoy estás preciosa, ¿lo sabías?
- Tu traje no está nada mal. Aunque es un poco verde.
- ¿No te gusta? Pensé que te gustaría.
- Es demasiado verde.
- Tú estás muy guapa siempre. Pero aún lo estabas más en el cumpleaños de Johnny.
Me sonrojé al recordar esa fiesta. Era la primera vez que Jerry me había besado, estando ambos borrachos.
- Pensé que ya no te acordabas.
- Puedo olvidarme de muchas cosas, pero no de ti, Nat.
Él se acercó a la cama y me besó.
- Me encantas Nat, aunque seas judía.
- Y tú me encantas Jerry, aunque seas un irlandés idiota.
Nos seguimos besando sin parar, ya que ambos deseábamos hacerlo desde hacía mucho tiempo. Me tumbó sobre la cama, al mismo tiempo que no dejaba de besarme. Empecé a desabrocharle los botones de la camisa, pero él me paró.
- Nat, no he traído protección.
- ¿Crees que eso va a pararme? Llevo esperando esto mucho tiempo, Jerry MacKenzie.
- ¿No te importa?
- Lo único que me importa en ese momento es que te quiero y quiero hacer el amor contigo.
- Te quiero Nat – me dijo antes de volver a besarme, esta vez sin interrupciones, solo él y yo.
Presente. Lena P.O.V
- Creo que la fiesta de Joe Morrison sirvió para muchas cosas. Por lo que vi, ni tu ni Charlie perdisteis el tiempo. – me dijo Nat.
- Lena y Charlie no fueron las únicas. – añadió Penny con un fuerte sonrojo.
- ¿CÓMO? – gritamos Nat y yo a la vez.
- Penny, repite eso – le dijo Charlie.
- Sólo quedaba una habitación de invitados libre, y la prima de Johnny también quería ir hasta allí. Pero Kevin y yo nos adelantamos.
- ¿Desde cuándo estáis juntos?
- Desde que nos fuimos de vacaciones. La limusina iba a llevarme al aeropuerto, y Kevin me acompañó hasta que embarqué. Y antes de que me fuera, me besó.
- Todas acabamos muy bien el año – añadió Nat.
- ¿Jerry lo sabe?
- Todavía no, tengo que contárselo. No sé cómo se lo va a tomar.
- Ve a contárselo. Nosotras entretendremos a los chicos.
- Y yo tengo algo pendiente con Valley. – añadí.
- Entonces ve. Ya te contaremos a la vuelta.
Cogí un vaquero, mis deportivas y mi sudadera azul de Yale University y me marché fuera de la habitación, directa a la habitación de Valley. Abrí la puerta, y él seguía durmiendo, así que lo desperté:
- Christian, despierta, tenemos que hablar.
- Mamá, cinco minutos más – dijo él tapándose aún más con las mantas.
- ¡Que soy Lena!
Eso fue lo que terminó de despertarle.
- ¿Qué haces tú aquí?
- Venía a ver cómo estabas. No te vi en toda la fiesta.
- Llevo toda la noche enfermo. Aunque ahora estoy mejor.
Le toqué la frente. Tenía algo de fiebre. Cogí un paño blanco que estaba a su lado, lo llevé al baño para mojarlo en agua fría y al volver, se lo puse sobre la frente.
- Eres la mejor.
Y se hizo un silencio incómodo, que tuve la obligación de romper.
- Christian, tenemos que hablar.
- ¿De qué?
- Quiero que cortemos.
Eso le dejó desconcentrado.
- ¿Por qué Lena? Solo llevamos dos meses. Y yo te quiero.
- Pero es que yo no. Y lo siento, eres un chico genial, y me encantaría poder ser tu novia, pero no puedo.
- Cuando empezamos a salir me querías.
- ¿Cuándo?
- Las dos veces. Y yo te quiero.
- Los dos la hemos cagado.
- Vale, lo reconozco, en la primera vez fui un cabrón contigo. Pero esta vez quiero estar contigo de verdad.
- Chris, yo no estoy enamorada de ti.
- ¿Y eso qué importa?
- A mí me importa. La primera vez, sí que estaba enamorada de ti, pero esta vez llegaste tarde. Si me hubiera quedado en Nueva York, probablemente hubiera salido contigo. Pero desde que estoy aquí…
- El internado te ha cambiado.
- No sólo eso. Alguien me ha hecho cambiar. Ahora me siento realmente yo.
- ¿Quién te ha cambiado?
Me callé. Me sentía incapaz de seguir mirándole a los ojos.
- Lena, puedes contármelo. No te voy a matar.
- Christian, antes de que tú vinieras, me enamoré de otro. Y bueno, pensé que saliendo contigo, me olvidaría de él, porque antes te quería y todavía te tengo cariño… pero es imposible.
- ¿Lo quieres de verdad?
- Lo quiero de verdad.
- Nunca te había visto tan segura de algo.
- Estoy muy segura. Y confío en él. Sé que será difícil que estemos juntos, pero quiero intentarlo.
Él se quedó callado, sin saber que decir tras un minuto que se me hizo larguísimo.
- No sé si seguir aquí.
- ¿Quieres irte del internado?
- No lo sé. El internado me gusta, es menos estresante que St. Jude. La gente no critica tanto.
- Es tu decisión, y lo sabes.
- Lena, si me quedo, me gustaría que fueras mi amiga. O por lo menos, esa persona con la que poder hablar cuando lo necesitara.
- Por supuesto Chris. Seré tu amiga.
Él me acarició la mejilla, y se quedó callado por un momento.
- Lena, ¿me podrías hacer un favor?
- Lo que quieras Christian.
- ¿Podrías decirme quién es? Me gustaría enterarme antes de que se entere todo el internado.
- Vas a odiarme por decirlo.
- Es Schoomaker, ¿verdad?
- Sigues tan astuto como siempre.
- Él te quiere. Cuando estábamos juntos, no paraba de mirarte de la forma que te miro yo. Y se ve que tú estás loca por él. No sé qué es lo que tuvisteis antes de que yo llegara, pero tenéis chispa.
- Siento que haya tenido que pasar esto.
- Tarde o temprano tenía que pasar. – reconoció él. Le acerqué otro paño frío a la frente, y él me cogió de la mano, apartándome. – Lena, estaré bien, solo tengo un poco de fiebre. Puedes irte.
- ¿Estás seguro?
- Prometo llamarte si me encuentro peor.
- Está bien, me voy. Tengo asuntos que resolver.
Y me fui de allí, dejando a Christian levantándose de la cama para ir a la ducha. Unos cuantos metros más adelante, me esperaba la habitación de los chicos, lugar al que me apetecía ir ahora más que nunca.
Abrí la puerta, y allí estaban todos los chicos junto con las chicas, con la excepción de Jerry y Nat, que supuse que ésta última le estaría comunicando al irlandés su futura paternidad.
Sin pensármelo dos veces, me tiré encima de Chris, que estaba sentado en su cama.
- Tranquila fiera – me dijo en una de las pausas en las que no lo besaba.
- Ahora puedo hacerlo sin remordimientos – le dije con una sonrisa traviesa.
- ¿En serio? ¿Ya has dejado a Valley?
- Hace unos veinte minutos.
- ¿Cómo se lo ha tomado?
- Digamos que bien. ¿Y tú con Blondie Fox?
- Me ha dejado. Una de sus lacayas nos vio bailar anoche, y se lo contó. Blondie Fox la envió para dejarme, aunque ahora no sé quién era… Johnny, ¿la rubia de antes era Kelly Preston o Katy Colum?
- Era Katy Colum. Tenía un lunar en la mejilla – dijo Johnny, desatendiendo a su novia por unos momentos.
- Cierto. – sonrió Chris. – Lo importante ahora es que ya no hay novios ni novias molestas.
- Cierto. – le dije. – Y ahora que ya estamos libres, ¿se te ocurre algún plan de domingo por la mañana?
- Te recuerdo, mi querida Williams, que la gente aún no sabe nada de que estamos saliendo. Habrá que esperar para hacer planes juntos.
- ¿Te parece bien una semana?
- Una semana entonces. Además, tengo un plan perfecto para hoy, y no es necesario salir de la habitación. ¿A que sí tíos?
- Cierto – respondieron Kevin y Johnny a la vez con una sonrisa extraña.
- ¿Otra vez? – suspiraron Penny y Charlie a la vez.
- ¿Otra vez qué?
- Dos veces al año, los chicos se encierran todo el día en su habitación para ver el desfile de invierno de Victoria’s Secret.
Me empecé a reír como una loca. ¿En serio? ¿Quién se encerraba en una habitación para ver un desfile de lencería? Cuando ya me caían las lágrimas de la risa, les pregunté:
- ¿Es en serio?
- ¿Desde cuándo no hablamos en serio? – preguntó Chris todo ofendido. – Es para coger ideas para regalos.
- Eso sí que es verdad – añadió Penny sonrojada.
- Vale, algo ventajoso tenía que tener. ¿Cuándo empezamos a verlo?
- Cuando vengan Jerry y Nat. No podemos dejar a Jerry sin ver la aparición espectacular de Miranda Kerr.
Y, como si hubieran invocado su presencia, aparecieron Jerry y Nat cogidos de la mano, muy sonrientes.
- Gerald, querido amigo, llegas justo a tiempo. Estábamos a punto de disfrutar de las curvas de Miranda Kerr sin ti. – dijo Chris cogiéndome en el regazo para ver el desfile mejor.
- Dejad a Miranda Kerr por un momento. – añadió el aludido.
Los chicos se quedaron estupefactos por un momento.
- Jerry, ¿hablas en serio? – le preguntó Johnny.
- Completamente. Kevin, saca el champagne y los puros.
- Jerry, ¿estás bien? – añadió éste último haciendo lo que le mandaban.
- Mejor que bien.
Todos nos pusimos en círculo mientras que Kevin repartía las copas, Johnny intentaba abrir y Chris encendía los puros para los chicos.
- Y bien Jerry, ¿cuál es la noticia?
- Voy a ser padre – anunció él con una sonrisa enorme.
Como si la noticia no fuera no suficientemente importante, el estallido del tapón de la botella de champagne decidió salir en ese momento, haciendo que se empezara a derramar champagne por toda la alfombra.
- Jerry, si esto es una broma, es una de muy mal gusto. – dijo Chris.
- Y no hace nada de gracia. – añadió Johnny con gesto serio.
- ¿Desde cuándo gasto yo bromas pesadas?
Todos nos quedamos en silencio mirándole fijamente, pensando en la gran cantidad de bromas que nos había gastado.
- Vale, puede que os haya gastado un par de bromas de mal gusto, pero os juro que esta no lo es.
- Jerry dice la verdad – añadí.
- Entonces, ¿no es una broma? – preguntó Chris con cara de alucinado.
- Claro que no. Nat no fingiría un embarazo.
- ¡¿NAT ES LA QUE ESTÁ EMBARAZADA?! – gritaron los tres a la vez.
- Claro, ¿quién iba a estarlo si no?
Los tres se quedaron en silencio, mirando hacia el suelo, como avergonzados.
- Pensamos que la embarazada era otra…
- Tíos, yo ya os había contado que me había acostado con Nat en Nochevieja.
- ¿Vosotros ya lo sabíais? – gritamos Penny, Charlie y yo a la vez.
- Claro.
- Johnny, no me habías contando nada. – le gritó Charlie.
- Char, eso son cosas de chicos.
- Yo soy tu novia. Podrías habérmelo contado.
- Tú no me cuentas todas tus cosas con las chicas.
- Te aburrirías – dijo Nat.
- Además, tú tampoco me contaste lo de que Nat estaba embarazada.
- ¡Me enteré ayer! ¿Cuándo pretendías que te lo contara? Porque por la noche no tuvimos demasiado tiempo…
Johnny sonrió con el recuerdo de la noche anterior.
- Parejita, ¿podríais dejar de hablar de vuestros asuntos? – les recriminó Kevin.
- Además, Charlie no encontró mi test. Lo hicieron Lena y Penny.
- Al principio pensamos que era de Charlie… - admitimos las dos.
- Charlie, ¿no estarás tú también embarazada? – le preguntó Johnny con cara de preocupación.
- Claro que no idiota – le gritó ésta dándole una colleja. – ¿No eres tú el que nunca quiere hacerlo si no tenemos protección?
- Cierto – admitió él.
- Jerry, ¿qué vais a hacer Nat y tú? – preguntó Kevin, volviendo al asunto.
Jerry cogió a Nat de la cintura firmemente, y nos sonrió mientras decía:
- No tiene por qué enterarse nadie del embarazo. Al fin y al cabo, Nat sólo está de unas semanas.
- Y cuando nos graduemos, estaré de seis meses y será cuando se me empiece a notar. Sólo serán unos cuantos kilos de más.
- Nat, el vestido de graduación no te va a valer. – le dijo Penny bastante preocupada.
- ¡Y qué más da! Al fin y al cabo, lo que me importa ahora y lo que más me va a importar en los próximos meses será mi bebé. Y al cuerno si me pongo gorda.
- Yo te voy a querer igual. – le dijo Jerry.
- Y nosotras a ti Nat.
- Por cierto, ¿quién va a ser el padrino?
Nat y Jerry se quedaron en silencio, mirándose como locos e intentando encontrar una respuesta a la pregunta de Chris. Lo que nos esperaba.
jueves, 10 de noviembre de 2011
Capítulo 17: El cumpleaños de Blondie Fox
A principios de enero, ya de vuelta en el internado después de las vacaciones de Navidad, Penny y yo estábamos solas en la habitación en ese momento, yo con el pijama puesto y con “Drácula” en las manos, mientras que ella empezaba a prepararse para ir al cumpleaños de Blondie Fox.
- Lena, ¿has visto mi rímel? – me gritó ella desde el baño.
- No – le grité yo. – ¿Lo habrás tirado sin querer?
- Es imposible. Pero miraré de todas maneras.
Volví a prestarle atención al libro, mientras oía cómo ella rebuscaba en la papelera del baño. Pero el ruido paró.
- ¿Lo has encontrado? – le pregunté desde la cama.
- Lena, ¿puedes venir aquí un momento?
- ¿El rímel se ha vuelto verde?
- Peor.
Vale. La reacción de Penny me preocupaba. Fui al baño corriendo, y la encontré sentada en la pila del baño con algo en la mano.
- ¿Qué es eso Penny?
Penny me tendió lo que tenía entre las manos inmediatamente. Y lo que vi fue una de las cosas que más me asustó en mi vida. Era un test de embarazo. Positivo.
- Esto solo puede ser de una persona – dijo ella.
Quedé en silencio, todavía shockeada por la noticia. ¿Charlie embarazada? Era demasiado fuerte para poder creérmelo. Las chicas y yo sabíamos que Charlie y Johnny tenían relaciones con frecuencia, ya que ella se marchaba algunas noches de madrugada para verlo.
Pero Johnny no era tan descuidado. Charlie se quejaba de que él siempre era muy cuidadoso y nunca se dejaba lleva muy fácilmente.
Antes de que pudiéramos comentar nada, Charlie y Nat entraron en la habitación, por lo que escondí rápidamente el test en la papelera del baño, de donde Penny lo había sacado. Ambas salimos del baño con tranquilidad, haciendo como que no había pasado nada.
- Lena, ¿se puede saber qué haces tú con eso? – dijo señalando repetidas veces mi pijama de ositos. - ¿Por qué no te has arreglado todavía?
- No pienso ir a la fiesta. – le respondí rápidamente.
- ¿QUÉ? ¡No puedes hacer eso! – me gritó.
- ¿Perdona?
- Venga Lena, por favor. Ya sé que Blondie Fox te cae mal, a mí también la verdad, pero una fiesta es una fiesta. – dijo, sonando empalagosa.
- Nat no me apetece ir.
- Por favor Lena, en calidad de mejor amiga tuya, te pido que vengas a la fiesta. Será divertido. Bailaremos hasta mañana por la mañana. – dijo ella mientras empezaba a revolver mi armario hasta encontrar algo que le había gustado.
Nat me lanzó la ropa, y del bulto salió un top de seda negra y una falda de vuelo rosa corta con un cinturón negro. Sacó de mi armario los últimos stilettos de Christian Louboutin que me había comprado, y sonreí. Ahora sí que me había convencido.
- Entonces sí que voy. – le dije.
- Gracias, gracias, gracias – dijo mientras me abrazaba. – Cuando termine el día, me agradecerás esto, créeme. – dijo ella con una extraña sonrisa.
¿Qué estaría tramando Natalie?
Johnny P.O.V
Estaba sentado en mi cama, atándome mis nuevas deportivas Nike e intentando convencer a Chris de que fuera a la fiesta de Blondie Fox.
- Johnny tío, no quiero ir.
- Chris, son las nueve de la noche y hoy es el cumpleaños de tu novia. ¿No vas a ir a la fiesta?
- Primero, ella no es mi novia, o mejor dicho, voy a cortar con ella. Segundo, no estoy para fiestas. Lena me ha rechazado.
- ¿Lena te ha rechazado? ¿No te dijo que “algún día”?
- Eso es un no en el idioma de las mujeres.
- ¿Qué es un “no” en el idioma de las mujeres? – preguntó Charlie apareciendo de repente.
- Un “algún día”. – le respondí.
- Un “algún día” es “algún día”. – me contestó Charlie.
- ¿Lo ves Chris? Eso no era un no. – le dije.
Chris movió la cabeza de un lado para otro, no muy convencido.
- Venga Chris, ¿alguna vez te has desanimado porque una chica te haya dicho “no”? – le preguntó Charlie.
- Siempre hay una primera vez para todo. – dijo mientras yo le buscaba en su armario una camisa, que le tiré.
- Venga Chris, vístete, que vamos a la fiesta. Cuando acabe el día me agradecerás que te haya insistido en que vayas a la fiesta. – le dije tirando de Charlie para que nos fuéramos.
Salí de la habitación junto a Charlie y fuimos a la residencia de las chicas. Subí hasta su habitación, y allí me esperaban Nat, Jerry, y Kev.
- ¿Viene o no viene a la fiesta? – preguntó Nat.
- Viene. – respondimos mi chica y yo a la vez.
- Perfecto. Parte uno hecha. Jerry, ¿conseguiste el laxante fuerte? – preguntó Nat.
- Sí. Cogí el de caballo. – respondió él con cara de pillo.
- ¡Jerry! Ese va a ser mortal. – le dijo Nat.
- ¿Qué más da? Lo importante es que se van a pasar toda la noche en el baño, dejando tiempo de sobra a la reconciliación. – añadió él con una sonrisa.
- Ok. ¿Y donde está Lena? – pregunté yo.
- Le he dicho si podía ir a buscarme una aspirina, y me dijo que nos esperaba en la fiesta. – dijo Penny.
- Ok, entonces solo nos falta ir a la fiesta. Acordaos, echadle el laxante a Valley y a Blondie Fox, no os confundáis de vasos.
- Tranquilo cariño, que no me confundo – me dijo la pelirroja sonriendo. La besé sin poder contenerme.
- Eh empalagosos, ¡iros a un motel! – gritó Jerry.
- ¡Calla Jerry! – dije mirándole con odio, provocando la risa de Charlie.
- ¡Céntrate cariño! – dijo ella – Después de que hayamos acabado el plan puedes hacerme lo que quieras.
Sonreí ante esa perspectiva.
- Ok, en marcha. – y todos salimos de la habitación.
Jerry se fue a buscar a Chris mientras nosotros nos íbamos a la fiesta. Lena nos esperaba en la entrada con cara de aburrimiento.
- Pensaba que ya no vendríais. – dijo ella con fastidio.
- Perdona, nos retrasamos. Venga, entremos.
Entramos. La fiesta estaba animadísima. Las chicas se fueron a bailar. Charlie me trajo una copa de Martini, la bebida de Blondie Fox. Jerry entró seguido de Chris. Mientras Chris fue a por una copa, Jerry me pasó dos sobres del laxante. Los eché con disimulo a la copa. Nada más hacerlo fui hacia Blondie Fox.
- Barbie, felicidades preciosa.
- Oh, Johnny John, gracias, eres un terroncito de azúcar. – me dijo ella mientras me abrazaba.
- No es para tanto. Acepta esta copa. Me acordé de que te gusta el Martini.
- Oh terroncito, muchísimas gracias. – y dicho esto se bebió la copa de un trago.
- Bueno Barbie, que disfrutes de la fiesta. – le dije mientras me marchaba con una sonrisa.
Me fui de allí con el tiempo justo a que Blondie Fox se agarrara del estómago y saliera corriendo en dirección al baño. Perfecto. Le hice una seña a Charlie para que fuera a por Valley.
Charlie P.O.V
Johnny me hizo una seña, y vi que era mi turno. Cogí la copa de vodka que tenía en la mano y le eché dos sobres de laxante, tal como me había indicado Jerry. Me acerqué a Valley con disimulo.
- ¡Hola Christian! ¿Te lo pasas bien?
- Sí, aunque estéis monopolizando a mi novia.
- Ya ves, somos así, y por lo que veo no tienes copa, permíteme darte una.
- Gracias Charlie, eres un encanto.
- Lo sé. – me fui de allí y nada más irme, Valley salió corriendo en dirección al baño.
Lena P.O.V
Charlie volvió junto a nosotras trayendo una copa. Miré a Penny con preocupación.
- Charlie, ¿qué haces con una copa?
- ¿No puedo beber en una fiesta?
- Claro que no Charlie.
- ¿Y eso por qué?
- Porque estás embarazada. – le dije susurrándole al oído.
Charlie me miró con los ojos abiertos de la sorpresa.
- ¿Qué?
- Penny encontró el test positivo en el baño.
- ¡Eso no es mío! ¡No estoy embarazada!
Por suerte, con el ruido de la discoteca no se había oído nuestra conversación.
- Entonces, si no es tuyo, sólo puede ser de… - añadió Penny sin terminar la frase, tapándose la boca con las manos del asombro.
- No. No puede ser posible.
Me negaba a creerlo. ¿Nat embarazada? Era demasiado increíble para ser cierto. Aunque, mirándolo bien, podía ser. Esta noche no se había tomado ninguna copa, cuando a estas alturas de la fiesta ya se habría bebido por lo menos dos.
Busqué a Nat entre la multitud para hablar enseguida con ella, y me sorprendí al verla encima del mini escenario de la discoteca con un micrófono en la mano. ¿Qué iba a hacer?
- ¡Buenas noches St. Peter! ¿Os lo estáis pasando bien?
- ¡¡¡¡¡SÍIIIIIIIIIIII!!!!!
- ¡Genial! Pues bien, ¡quiero dedicar una canción a las personas de aquí que estén enamoradas! ¿Queréis oírla?
- ¡¡¡¡¡SÍIIIIIIIIIIIII!!!!!
- Pues coged una pareja y a bailar.
Oh no. Penny me empujó hasta dónde estaba Schoomaker, al que también habían empujado hasta mí.
“Tonight you're mine completely”
Él me cogió de las manos y empezamos a bailar.
“You give your love so sweetly
Tonight the light of love is in your eyes
Will you love me tomorrow?”
La canción parecía escrita para nosotros. Apoyé la cabeza en su hombro, mientras él me abrazaba por la cintura.
“Is this a lasting treasure
Or just a moment's pleasure?
Can I believe the magic of your sighs?
Will you still love me tomorrow?”
Mientras sonaba la canción, me di cuenta de lo estúpida que había sido al intentar darle celos a Schoomaker, ya que con eso solo había conseguido que sufriéramos los dos.
“Tonight with words unspoken
And you say that I'm the only one, the only one, yeah
But will my heart be broken
When the night meets the morning star?”
El tiempo pareció congelarse en ese momento. Parecía que estábamos los dos solos en aquella sala, y que el resto del mundo no existiese. Lo miré. Sus ojos azules brillaban. Por primera vez me di cuenta de que cuando miraba en sus ojos, era como si me perdiera en el azul del mar. De repente, él acercó su cara a la mía. Nuestras frentes chocaron mientras aspirábamos el aroma del otro.
“I'd like to know that your loveIs love I can be sure of
So tell me now, cause I won't ask again
Will you still love me tomorrow?
Will you still love me tomorrow?”
La canción acabó, llevándose la magia del momento. De repente pareció que todo volvía a la normalidad. Chris y yo nos separamos y me largué de allí. Lágrimas silenciosas resbalaban por mis mejillas. Mientras caminaba hacia mi residencia, vi que alguien me seguía. Me giré y vi a Schoomaker.
- ¡Déjame Schoomaker!
- Lena, escúchame.
- ¡No quiero escuchar a nadie!
- Lena por favor razona. Cálmate y dime que te pasa.
- ¡Pues que me he enamorado de ti idiota! Me enamoré de ti la primera vez que te vi en el comedor, pero justo fue lo de la pelea de comida y nos empezamos a llevar mal, y luego fue lo del robo del examen, y me besaste, y pensé que te gustaba, pero justo te pillé liándote con Blondie Fox.
Ya las lágrimas caían sin interrupción por mis mejillas, y Chris se dedicaba a limpiármelas con un pañuelo.
- Y me dolió mucho porque pensé que me habías engañado como a una tonta, y me quise vengar y por eso te até a la cama. Y luego fue la fiesta, y me lié con White para darte celos, pero tú te liaste con Blondie Fox y me jodió mucho. – seguí hipando. – Luego vi a Valley y me pareció la oportunidad perfecta para darte celos, pero el que estuviste mal fuiste tu y me sentí fatal y ahora esto de lo de la maldita canción, y estoy hecha un lío.
Hice un amago de irme, pero él me agarró de la mano y me atrajo hacia él.
- Yo lo resumiría diciendo pues lo de te quiero.
- Vete a la mierda Schoomaker.
- No, porque antes quiero hacer una cosa. – y allí en el medio del campus desierto me besó.
Ese era el beso esperado, el que te hace sentir viva. El que tiene la fuerza de mover el mundo.
- Creo que ahora me puedo ir a la mierda. ¿Voy o…?
Lo interrumpí besándolo yo esta vez. Sin interrupciones, sin terceras personas, sólo él y yo. En un momento que cogí aire, habló:
- Chris, pueden vernos.
- Que nos vean. Eso es lo que quiero. Que me vean con la chica a la que quiero.
- No lo digo por eso. – le dije – Lo digo porque tanto tú como yo tenemos novio.
- Pensaba cortar con Blondie Fox. Pero ha desaparecido.
- Y yo con Valley, y con más razón después de esto.
- Tengo una idea. Acompáñame.
Chris me cogió de la mano y me llevó hasta su residencia. Al llegar al tercer piso, pensé que íbamos a ir a su habitación, pero se metió en un armario lleno de escobas.
- Chris, ¿qué hacemos en un escobero?
- Espera niña impaciente.
Chris tanteó la pared hasta que encontró una puerta. La abrió y descubrí unas escaleras. Subimos por ellas y llegamos a otra puerta. Chris la abrió y salimos a la azotea de la residencia. Extendió su cazadora en el suelo y me tumbó junto a él. Nos tumbamos boca arriba. Me di cuenta de que la noche estaba plagada de estrellas.
- Este es mi lugar favorito del internado. Sólo lo conocemos Johnny, Jerry, Kevin y yo, pero a ellos no les gusta tanto.
- Es… precioso.
Y era verdad. El cielo estaba extrañamente claro, dejando ver todas las estrellas. Al estar en el medio del campo, podía verlas perfectamente, cosa que no podía hacer en Nueva York por culpa de las luces de la ciudad. Después de un corto silencio, él habló.
- Lena, contéstame a una cosa: cuando dejes a Valley, ¿saldrías conmigo?
- Chris, solo puedo decirte una cosa… y es que eso no se pregunta, se da por hecho – dije riéndome.
- Te vas a enterar niña tonta – y me empezó a hacer cosquillas.
Yo no me podía parar de reír. De repente, paró y me empezó a besarme. Yo le respondí y no comprendí sus intenciones hasta que me empezó a desabrochar los botones de la blusa.
- Chris…
- ¿Sí Lena?
- Por favor, ahora no.
- ¿Por qué no?
- Chris, por favor, no te rías, pero soy…
- Eres…
- … Nunca lo he hecho con nadie. – respondí, poniéndome colorada al instante.
- ¿Nunca? – preguntó sorprendido.
- Nunca.
Tras un minuto, él habló:
- Nunca me lo habías dicho.
- Tampoco tú me lo habías preguntado. – repliqué.
- Lo daba por hecho. Pensaba que tú y Valley…
- Entre Valley y yo nunca llegó a pasar nada.
- Lo siento, soy un bruto – me dijo.
- No pasa nada, no podías imaginarlo, es todo.
- No te obligaré a hacer nada que tú no quieras hacer.
- Pero yo quiero hacerlo.
Llegué a ver su rostro sorprendido.
- ¿En serio?
- Sí. Lo que pasa es que este no es el momento.
- Te llevaré a tu habitación, empieza a hacer frío.
Bajamos hasta el campus y me llevó hasta la puerta de mi habitación. Miré que no hubiera nadie por los alrededores y le di un corto beso. Pero él me siguió besando, y yo a él.
- Lena…
- ¿Sí?
- Si me sigues besando así no me hago responsable de mis actos. – dijo mientras se separaba un poco.
- Te quiero.
- ¿Crees que yo a ti no? – dijo él.
Le besé suavemente en los labios y entré en la habitación. Nada más entrar, una mano me sentó a la fuerza en la cama. Se encendieron las luces de la habitación y Nat, Penny y Charlie aparecieron delante de mí como tres policías en un interrogatorio.
- Helena Catherine Michelle Williams.
- Nat, ¡no me llames por mi nombre completo!
- Lena, no interrumpas. – dijo ella riendo – ¿Bueno, qué habéis hecho Christopher y tú después de que os fuerais de la fiesta?
- ¿Por qué parecéis policías? ¿Y por qué os interesa tanto lo que haga o deje de hacer con Christopher?
- Primero, no parecemos policías. Segundo, es solo simple curiosidad. – contestó Nat.
- No Nat, no hemos estado una semana preparando todo esto para nada.
- Penny cállate. – le dijo Charlie.
- ¿Todo esto lo habéis montado vosotras?
- Con la ayuda de los chicos. Pero sólo hasta lo de la canción, el resto fue cosa vuestra.
- ¿Pero qué pasó? – preguntó Penny interesada.
- Chris me besó. Y yo a él. Y nos besamos. Y eso.
- ¿Y nada más? – preguntó Nat con evidente interés.
- Nos declaramos mutuamente.
- ¡Bien!
- Y me pidió salir para cuando corte con Valley, que será mañana.
- ¿Y?
- Me ha dicho que me quiere. No una, sino varias veces.
- ¡Genial!
- Chicas ya sé que es genial, y yo estoy muy feliz, pero, ¿no creéis que exageráis en el papel de polis interrogadores? – pregunté.
- Era para que lo dijeras todo. Y esto se merece una celebración. – dijo Nat.
- Nat, antes de nada, tienes que explicarnos una cosa.
Ella sacó una botella de champagne de la cómoda y cuatro copas. Todas nos levantamos y nos pusimos en círculo, mientras que Nat se encargaba de rellenar las copas en silencio, adivinando lo que tenía que explicarnos.
- Creo que es demasiado tarde para tener una conversación seria. Y esta es una conversación muy muy seria.
- ¿Me prometes que mañana me lo contarás todo?
- Prometido. Pero ahora a brindar.
- Nat, no deberías beber champagne.
- Una copa no me hará daño. Bien, ahora el brindis. Por Lena y Chris, para que de una vez por todas estén juntos. – añadió ella con una sonrisa.
- ¡SALUD! – dijimos todas chocando nuestras copas.