Charlie, Nat y Penny me miraban con cara rara. Pensaban que estaba loca, pero si me ayudaban, el plan funcionaría y todas aprobaríamos el examen. Me fijé en que Charlie tenía una libreta apoyada en el regazo, junto con el estuche.
- Charlie.
- ¿Sí Lena?
- Déjame tu libreta y un bolígrafo.
Charlie me tendió la libreta sin pensárselo dos veces. Cogí un bolígrafo y empecé a escribir en una hoja en blanco:
Johnny:
Pienso robar el examen que nos va a poner la Linton, pero necesito tu ayuda, y también la de tus amigos. Si estás interesado, déjame una nota en mi taquilla, está al lado de la de Schoomaker.
Lena.
Arranqué la nota de la libreta, me la guardé en el bolsillo de la chaqueta y corrí hasta el edificio principal. No dejé de correr hasta llegar a la secretaría, donde estaba la señora Gold con una taza de café.
- ¡Buenos días señora Gold!
- Buenos días Helena. ¿Querías algo cariño?
- Sí, ¿me puedes decir el número de la taquilla de un alumno?
- ¿Para que lo quieres saber Helena?
- Es que me prestó unos apuntes y se los iba a devolver, y es para que no cargue con ellos.
- Vale cariño - dijo la señora Gold mientras consultaba el ordenador - ¿a qué alumno te refieres?
- A John Morrison.
- Espera que lo miro. Vale, la tengo, es la 589, en el tercer piso.
- ¡Gracias señora Gold!
- De nada cariño, hasta otra.
Salí de la secretaría con una sonrisa de oreja a oreja. Fui hasta el tercer piso con más calma, y por fin llegué a la taquilla de Johnny. Estaba a tan solo unos metros de las mía, pero no me había dado cuenta cuando fui a mi taquilla las otras veces. Cogí la nota de mi bolsillo y la metí por la rendija que había en la taquilla. Respiré aliviada al ver que no me había visto nadie. Abrí mi taquilla y cogí mi libro de matemáticas avanzadas y una libreta, junto con el estuche. Fui al baño del pasillo, y me metí dentro. Dentro del baño estaban todas las puertas pintadas con garabatos y notitas. Hubo una que llamó mi atención.
"Chris Schoomaker pasa a ser propiedad de Barbie C. a partir de hoyFirmado, Barbie."
Creída. ¿Es que todo tenía que ser tal y como lo decía Blondie Fox? Ja. Salí del baño justo al mismo tiempo que tocaba la campana.
Corrí hacia el aula de Historia. Me senté al lado de Nat, y enseguida entró el profesor.
- Buenos días a todos. Soy el profesor Brown, su profesor de Historia. Bien, antes de que comencemos a dar la materia, durante esta clase se encargarán de redactar un folio sobre sus ideas preconcebidas sobre la guerra de Independencia. Me lo entregarán después y por favor, no copien, esto no puntúa para nota, pero quiero saber qué cosas conocían antes de dar la materia. Pueden empezar.
Enseguida todos sacamos una hoja y nos pusimos a escribir. Conocía bastante sobre ese tema, ya que se me daba bastante bien la historia.
- ¿Le mandaste la nota a Johnny? - me preguntó Nat en voz baja.
- Si, ya se la metí en su taquilla. Sólo falta que me conteste.
A Nat no le dio tiempo a contestar, ya que el profesor Brown nos llamó la atención.
- Señorita Weston.
- ¿Sí profesor?
- ¿Es usted profesora de Historia?
- No señor.
- Pues compórtese como una alumna y escriba en el folio sus ideas sobre el tema.
Nat le miró mal antes de ponerse a escribir en el folio. Me reí para mis adentros de su reacción. De repente, me tiraron una notita en el pupitre. La cogí y la puse dentro del estuche, e hice como si buscaba algo mientras la leía.
LENA:
DE ACUERDO. TE AYUDAREMOS. OS ESPERO A TI Y A LAS CHICAS EN NUESTRA HABITACIÓN, EN EL DESCANSO DEL MEDIODÍA.
JOHNNY
Sonreí sin darme cuenta. Le pasé la nota a Nat para que la leyera, y sonrió. Luego se la pasó a Penny y a Charlie, que también sonrieron en señal de aprobación. La clase se me pasó volando, y eso que eran dos larguísimas horas de redacciones sobre la guerra de Independencia, pero estaba impaciente por ver a los chicos.
Nat y yo salimos corriendo en dirección a la residencia de los chicos. En teoría no se podía estar en sus habitaciones, y viceversa, pero muchas chicas andaban por los pasillos de la residencia. Subimos en el ascensor hasta el tercer piso y llegamos a la habitación 425. La habitación tenía una placa de metal con los siguientes nombres:
HABITACIÓN 425
Christopher A. Schoomaker III
John A. Morrison
Gerald J. Mackenzie
Kevin A. Rumsfeld
Picamos a la puerta y nos abrió, con mi mayor asombro, Schoomaker. Después de mirarme con cara rara, nos dejó pasar. La habitación era del mismo tamaño que la nuestra o incluso más grande. Decorada en tonos azules, dos camas estaban en una pared y otras dos en otra. En el medio de la habitación había una televisión de plasma con una Play Station 3 conectada a ella, al lado de un DVD de última generación. Había un gran sofá de piel que estaba frente a la tele, y a los lados, miles de cojines esparcidos por las alfombras. En un rincón de la habitación, había una mesa de billar al lado de un equipo de música.
Sentados en dos cojines estaban Jerry y Kevin. Penny y Charlie estaban sentadas en la alfombra y Johnny estaba tumbado cuan largo era en el sofá. Schoomaker se sentó en un cojín y nosotras nos sentamos al lado de Johnny en el sofá.
Jerry se me acercó. La verdad es que no era demasiado alto, era el más bajito de los cuatro chicos, pero eso no parecía importarle. Tenía el pelo rubio pelirrojo muy cortito, pero podía hacerse tupé. Los ojos verdes se brillaban extasiados. Supe que me iba a caer muy bien.
- Creo que no nos han presentado. Soy Jerry Mackenzie. - dijo, con un profundo acento irlandés.
- Encantada, soy Lena Williams. - le dije sonriendo.
- O Yankee Williams, como prefieras llamarla. - añadió Schoomaker a carcajadas.
Vale, eso no había tenido gracia, sobre todo viniendo de él.
- ¿Y tú qué, Christopher Columbus?
Mientras que las chicas se reían de mi broma acerca del descubridor de América, Schoomaker me miró mal. Johnny, ajeno a todo esto, comenzó a hablar:
- Visto que ya estamos todos aquí, podemos empezar. ¿Qué hacemos?
- ¿Y si secuestramos a la Linton para que no haga el examen? - preguntó Jerry.
- Jerry, en cuanto la dejáramos libre, nos haría el examen. Además, ¿secuestrar a alguien no es ilegal? - le contestó Nat.
- No podemos secuestrarla porque nos expulsarían a todos y no conocemos a sicarios de la mafia - añadió Charlie.
- ¿Quién te ha dicho que no los conocemos? - le respondió Kevin entre risas.
- Yo tengo una idea. - al decir esto, todos callaron - Nos dividimos en parejas, una pareja se cuela en la habitación de la profesora Linton, y las otras se ponen en sitios estratégicos vigilando. - dije yo.
- Esa es una buena idea - admitió Charlie. - Y no la de la mafia.
Kevin y Jerry pusieron expresiones de desconsuelo, mientras que todos nos reíamos de ellos.
- Un momento, ¿por qué Yankee Williams tiene que ordenarnos que hacer? Es la nueva, su misión aquí es callar y aceptar lo que hagamos.
- Christopher, si vuelves a despreciar a Lena te meteré una buena patada en tus genitales. - le amenazó Charlie.
- Además, Lena es la única que ha tenido una buena idea. - dijo Johnny para defenderme.
- ¿Y la de los sicarios de la mafia qué? - protestó Jerry.
- ¡No vamos a llamar a sicarios de la mafia! - gritamos todos a la vez, provocando la risa general.
- Kevin, ¿tu sabes donde están las habitaciones de los profesores? - pregunté, poniéndome seria. - Vale, perdón por la obviedad de la pregunta.
- No te preocupes, es la falta de costumbre - añadió él para hacerme sentir mejor. -Están en el último piso del edificio principal, aunque en realidad son apartamentos. Se accede a ellos por la puerta que pone privado, la de al lado de la biblioteca, y hay que marcar un código para acceder.
- ¿Y tú sabes cual es el código? - añadí, intentando sonar casual.
- Por supuesto Lena. - concluyó con una sonrisa
- ¡Perfecto! Una cosa, ¿Qué hace la profesora Linton después de comer? - dije.
- Se va a tomar el té con la señora Gold a una cafetería de Oak Creek. - me contestó Johnny.
- ¡Es genial! O sea, que no estará en el internado. - exclamó Nat con alegría
- Pero el resto de profesores sí. - concluyó Jerry.
- Entonces tendremos que distraerlos… ¿Alguna idea? - preguntó Penny.
- ¿Qué os parece una ligera explosión en el laboratorio de química? - dijo Charlie.
Todos la miramos con cara rara.
- Chicos, sería pequeña pero lo suficientemente importante para que los profesores vayan allí. - añadió.
- Charlie, eres un genio - le respondió Johnny, a lo que Charlie enrojeció.
- Y para eso necesitamos a la mejor estudiante de química del curso. Charlie, ¿lo harás? - le preguntó Schoomaker.
- Por supuesto. La escusa de que yo estuviera en el laboratorio será que le estaba dando clases particulares de Química a Johnny. - respondió ella con una sonrisita.
- Vale. Una pareja en el laboratorio. Kevin hará guardia con Penny en la biblioteca. - dijo Johnny.
- ¡Y yo montaré una mini Web Cam en el vestíbulo! - respondió con alegría Nat.
- Nat, ¿sabes montar cámaras Web con conexión a un portátil que esté lejos? - le pregunté.
- ¡Claro! Es fácil, y podemos utilizar una mini cámara Web que tengo en la habitación. Se puede conectar al portátil de Penny o de Kevin, que harán guardia en la biblioteca. Y de paso, en caso necesario, entretendrían a un profesor.
- Perfecto. Conéctala también a tu ordenador. ¿Y con quién harás guardia? - le preguntó Schoomaker.
- ¡Con Jerry! No vaya a ser que le ataque un leprechaun cuando esté solo - dijo ella riéndose.
Por la expresión de miedo que puso Jerry todos empezamos a reír. Luego, me di cuenta de que la única pareja que quedaba por formar era la que formábamos Schoomaker y yo.
- ¿Tengo que ir yo a la habitación de la Linton con Schoomaker? - dije.
- Williams, tampoco es para tanto, intenta soportarme un rato. - respondió el aludido.
- Lo intentaré. - repuse yo con resignación. - Cambiando de tema, son exactamente las 12.50. Tenemos diez minutos para prepararnos. Nat, ve a la habitación y coge los portátiles y la Web Cam, que te acompañe Jerry. Charlie, al laboratorio con Johnny. Penny y Kevin, os quedáis con nosotros aquí, luego en el edificio principal nos separamos. Llevaos los teléfonos móviles, para avisar si para algo.
Así que terminé de decir las instrucciones, todo el mundo se puso en marcha. Penny, Kevin, Schoomaker y yo salimos en dirección a la biblioteca. Kevin pasó por el comedor para mirar si la profesora Linton se había marchado ya. Efectivamente, tanto ella como la señora Gold se habían marchado. Sonreí complacida. Jerry apareció por el edificio principal para darle a Kevin su portátil y para darnos las cámaras (al parecer Nat tenía dos).
No había nadie en el hall, y escondí la primera cámara en el busto del fundador del internado, donde a nadie se le ocurriría mirar. Jerry mientras tanto se metió en el comedor. A los pocos minutos, volvió a aparecer.
- Acabo de comprobar que estén todos los profesores. Están absolutamente todos excepto la profesora Linton. Tenéis vía libre.
Corrimos hacia la biblioteca. Mientras Penny entraba, Schoomaker escondió la segunda cámara en una maceta de gardenias y yo recibí un SMS:
Mensaje Nuevo.
De: Charlie.
¡Conseguido! Dile a Jerry que ponga cara de histérico y que avise de lo de la explosión del laboratorio. Que se invente una excusa creíble ;)
No pude reprimir una sonrisa al leer el SMS. Decidí que Jerry avisara ya a los profesores.
- Jerry, tienes que ir a avisar a los profesores. Pon cara de que lo has visto todo e invéntate una excusa buena, como que te olvidaste un libro o algo en el laboratorio, y que cuando fuiste a buscarlo oíste todo.
- Ok. ¿Luego me quedo montando guardia?
- ¡Si! Quédate en el jardín con una revista o vete con Nat. Llama por lo que sea.
- Ok.
Jerry salió corriendo en dirección al comedor. Nosotros nos escondimos detrás de las escaleras y un minuto después vimos a todos los profesores corriendo en dirección al edificio de clases. Subimos las escaleras y llegamos hasta la biblioteca. Kevin me señaló una puerta.
- Esta es la entrada de acceso. Marca el código, es 1907.
- ¿El año en el que se fundó el colegio?
- Chica lista.
Marqué el código y abrí la puerta. Había unas escaleras que subían al piso de arriba. Schoomaker y yo entramos y cerramos la puerta, dejando a Kev y a Penny al otro lado. Subimos en silencio las escaleras. Llegamos a un pasillo que estaba muy bien decorado, con lujo en todos los detalles. A ambos lados del pasillo había puertas de roble con placas de acero con el nombre de cada profesor grabado.
- Schoomaker, tu mira las de la izquierda y yo las de la derecha.
- ¿Por qué tengo que mirar las de la izquierda? Yo quería las de la derecha.
- ¿Qué más te da un lado que otro? - le pregunté exasperada.
- No me gusta el lado izquierdo.
- Pero si eres zurdo.
- Pero quiero mirar las de la derecha.
- ¡Pues mira tu las de la derecha! - le grité.
- ¡Que era broma! ¿Siempre tienes tan mala leche?
- ¿Y tú siempre eres tan idiota?
- Eh, tranquila, que no he dicho nada malo.
- No, solamente ser idiota de más. Y cállate, que a este paso no encontraremos la habitación de la profesora Linton.
Schoomaker se calló y siguió mirando las puertas. Al poco rato me llamó:
- Williams, ¡la encontré! - gritó contento Schoomaker.
- ¡Perfecto! ¿Está cerrada con llave? - le pregunté.
- Si.
- ¡Mierda! ¿Y ahora que hacemos? - dije.
- ¿Tienes una horquilla? - me preguntó.
- Si, pero, ¿para que quieres una horquilla? - le dije mientras le tendía una horquilla que me saqué del pelo.
- Para forzar la puerta - contestó como si forzar una puerta fuera la cosa más normal del mundo.
- ¡¿Vas a forzar la puerta?! - estaba histérica.
- ¡Claro! ¡Pero tranquilízate! ¿O prefieres tirar la puerta abajo?
- ¡Ninguna de las dos cosas! ¡Pero estamos cometiendo un delito! ¿Y si nos pillan?
- No nos van a pillar Lena.
- ¡No me llames Lena!
- ¿Cómo prefieres que te llame? ¿Cariñín, amorcito, Yankee o chica de mala leche?
- ¡Cállate Schoomaker! ¿Qué he hecho yo para merecer este suplicio?
- Dirás esta preciosidad.
- Creído - dije mirándole mal.
- Tonta - respondió él sacándome la lengua.
- ¿Por qué no paramos de insultarnos y abrimos la puerta de una vez? - le pregunté.
- Vale, vale, a tus órdenes monada.
Le miré mal, pero él hizo caso omiso. Schoomaker cogió la horquilla y la metió en la cerradura. Después de darle unas cuantas vueltas, la puerta cedió y se abrió. Schoomaker aguantó la puerta y me dijo por un gesto que entrara. Entré y cerré la puerta.
- ¿Por donde empezamos a mirar? - preguntó Schoomaker.
- Tú mira en el ordenador, yo miraré en los papeles del escritorio.
Schoomaker miró entre las carpetas del ordenador, y yo empecé a mirar por el escritorio. Fichas de refuerzo de literatura, próxima materia para dar en clase, los boletines de notas de nuestra clase y de otras clases… Todo menos el examen. Por la cara de frustración que ponía Schoomaker, deduje que tampoco encontraba nada. De repente, me fijé en una carpeta que estaba encima de la mesita de noche de la profesora. La abrí y encontré 15 copias de un examen, que trataba sobre la materia de Biología que habían dado el curso pasado. ¡Bingo! ¡Lo había encontrado!
- Schoomaker, deja de buscar que ya he encontrado el examen.
- ¡Perfecto! ¿Dónde lo has encontrado?
- En esta carpeta - dije tendiéndosela. Schoomaker sonrió.
- Buen trabajo Lena - dijo mientras me levantaba por los aires.
- ¡Para! ¡Para! ¡Que me haces cosquillas! - dije mientras me reía sin poder parar. Schoomaker me sonrió con una sonrisa enorme y me bajó al suelo.
Colocamos las cosas que habíamos movido y salimos de la habitación. Yo todavía estaba riéndome. Schoomaker me sonreía sin parar. Bajamos las escaleras. Schoomaker se dispuso a abrir la puerta, pero yo le detuve.
Me fijé más detalladamente en él. Su cara, algo afilada por la barbilla, piel clara, muestras de salir barba en poco tiempo, el pelo perfectamente peinado de un color rubio, y unos ojos azules para morirse. Vale sí, era muy pero que muy guapo. Incluso más que cualquier chico que hubiera visto. Y qué forma la suya de mirarte.
- ¿Sabes una cosa Chris? No eres tan idiota como creía que eras.
No me dio tiempo a abrir la puerta, ya que Schoomaker me arrinconó contra la pared. Le miré por un momento, medio asustada. Me miraba fijamente, y su rostro parecía inexpresivo, hasta que se volvió dulce. Schoomaker me cogió la cara con dulzura y la acercó a la suya. Me sonrió antes de besarme en los labios suavemente. La corriente eléctrica me invadió de nuevo. Parecía que miles de mariposas estaban en mi estómago y revoloteaban todas a la vez. Puse los brazos alrededor de su cuello y él me agarró por la cintura, acercándose mucho más a mí y aumentando la intensidad del beso. No me importaba tanta proximidad. Y entonces Chris se apartó y yo me quedé en estado de shock. Me susurró al oído:
- No sabes hasta que punto me gustas.
Más estado de shock. Chris abrió la puerta y salimos al pasillo que daba a la biblioteca. Seguía en estado de shock. ¿Chris me había besado? ¿Yo le había dejado que me besara? ¿Le había llamado Chris? ¿El mundo se había vuelto loco de repente o la que estaba loca era yo? ¿Y por qué razón, si se supone que me odiaba, me había besado?
Chris P.O.V
Lena me había vuelto loco. No me reconocía ni a mi mismo. ¿Cómo podía ser posible el que la hubiera besado? ¿Me había vuelto loco? ¡Había besado a mi enemiga número 1! ¡Y me había gustado! ¡Mierda de hormonas! Ahora creo que me había vuelto loco definitivamente. Y ella que estaba como en otro mundo. Lo que me faltaba. Decidí traerla al mundo otra vez.
- Williams, ¡despierta!
- ¿Eh? Me quedé en Júpiter.
- Se nota. Ahora apresúrate, Kev y Penny nos esperan en la biblioteca.
- De acuerdo. Vámonos.
Definitivamente Williams estaba loca. Pero me gustaba. Y mucho. El mundo era cruel.
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Nota de la autora: Las banshees son criaturas de la mitología irlandesa que se les aparecían a los irlandeses para anunciarles la muerte de algún pariente. Son consideradas como ángeles caídos. Con razón Jerry les tiene miedo :)
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